jueves, 17 de septiembre de 2009

El Trompo


¿Existe acaso alguna forma de controlar las emociones? Tal vez esta pregunta sea uno de los griales actuales que las neurociencias, además de intentar explicar, con sus trabajos tratan de llegar a descubrir su completo funcionamiento para aplicarlo a la cura de ciertas enfermedades graves y, tal vez, hasta ciertas "molestias" que los seres humanos caprichosos puedan querer limitar o eliminar de sus cómodas vidas. La psicología ha analizado este tema, creando teorías, hipótesis, tesis, etc., incluso anterior a ésta, la filosofía.


Ayer estuve conversando con un buen amigo y hablábamos del posible funcionamiento y control de las emociones, creando finalmente un modelo alegórico de lo que pensamos (o pienso) sería un ejemplo propio de lo mencionado anteriormente. Este modelo intenta explicar el control de las emociones por un "yo neutral" que no se manifiesta, pero permite crear un equilibrio emocional y una limitación a la influencia del medio.


Imaginemos un disco completamente plano y continuo (no tiene agujero en el centro) dentro del cual se pueden trazar varios radios hasta su circunferencia. Cada uno de estos radios representa una emoción distinta. Este disco, de adentro para fuera va cambiando de colores desde unos pálidos a los últimos muy intensos. Los colores representan niveles de emociones, siendo los más pálidos emociones cercanas a la relajación, mientras que los intensos representan emociones intensas, extremas. Sabemos, lógicamente, que las situaciones que vivimos son las que influyen en nuestras emociones.


Existe un punto en la superficie del disco, esta es la emoción que actualmente se está experimentando. Imaginemos que nuestro disco está recostado sobre el horizonte, desde una perspectiva lateral. Este horizonte o línea horizontal está representando a las situaciones y si esta línea se pudiera mover modelaría los cambios en las situaciones que vivimos. Siendo así, al moverse la línea horizontal nuestro disco sería completamente sensible a la influencia del medio; nuestras emociones serían completamente influenciables al medio.


Imaginemos ahora que nuestro disco tiene un eje, una línea que atraviesa perpendicularmente el disco. Éste eje es el mencionado "yo neutral", un factor que influye en las emociones pero no significa ningún estado emocional.


De vuelta a nuestra perspectiva lateral (disco sobre horizonte), el disco con su nuevo eje deja de ser un disco y se transforma inmediatamente en una especie de "trompo", pues el eje atraviesa perpendicularmente el disco y muestra la misma posición con respecto al horizonte. Si intentamos mover la línea horizontal, esta vez el trompo equilibraría de mejor forma el disco, y a su vez el punto sobre éste, con su propio peso, de esa forma limitando su sensibilidad a los cambios del medio.


Este "yo neutral" al que me refiero, se puede explicar como un estado básico de todo ser humano, el cual carece de emociones pero serviría para controlar de mejor forma el cambio de emociones, una suerte de centro físico y magnético que permite que el cambio de emociones nos sea completamente susceptible a la influencia del medio.

Rob


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