domingo, 2 de enero de 2011

La subconciencia revelada

...o, bases neuronales de la percepción subconciente de señales emocionales.

Cuando miramos una fotografía, un paisaje, o un piano, lo que ocurre usualmente es que la luz de la imagen ingresa hasta la retina de nuestros ojos para después continuar por las respectivas vías visuales hasta el tálamo (es importante recordar que la mayoría de percepciones sensoriales –visuales, auditivas, táctiles, etc – deben pasar por aquí) y de ahí a la parte posterior del cerebro denominada corteza visual primaria. Luego de esta parada, la señal alcanza otros centros de la corteza cerebral (la parte más superficial del cerebro y la encargada del procesamiento conciente de las cosas) para recrear todo lo que implica la respuesta a ese estímulo; en el caso del piano, esa necesidad imperiosa de tocar las teclas en coordinación perfecta para crear una melodía...
Sin embargo, existen en el cerebro otros centros encargados de ciertas peculiaridades que ocurren al percibir un estímulo. Por ejemplo, cuando miramos el rostro de una persona, lo que usualmente hacemos es saludarle y cordialmente realizar el ritual oportuno de la conversación, siempre y cuando conozcamos a dicha persona; para ello tenemos que primero reconocerla. Para reconocer a alguien tenemos dos opciones, la primera es analizar sus dos ojos, su nariz, sus labios, las arrugas de sus comisuras, los pómulos, el vaivén de sus cejas, la forma de las pestañas, la distribución del cuero cabelludo de su cabeza, etc, etc, y compararlo con la imagen que tenemos en la memoria….la otra opción es ver el patrón que forma su rostro con todos esos elementos, en otras palabras, podemos reconocer el conjunto de todas sus facciones y no uno por uno. Una vez que la señal llega a la corteza visual toma la denominada “vía ventral” y llega a una zona de reconocimiento global, la corteza occipitotemporal, que realiza precisamente la segunda opción mencionada.
La percepción de estímulos subconcientes es otra de estas peculiaridades de la visión como lo demuestra la serie de experimentos realizados para aclarar este tópico. Antes de continuar, conviene decir que este subconciente no tiene nada que ver con el inconciente freudiano, mismo que propone la existencia de un mecanismo de supresión activo de percepciones concientes, es decir, una especie de negación de lo que concientemente recibimos.

Los estímulos subconcientes son aquellos que despiertan una respuesta en el sujeto que los observa sin que él mismo se dé cuenta de ellos. Estudiar este tipo de procesamiento cerebral es particularmente desafiante porque implica enviar un estímulo al cerebro sin que despierte el conocimiento del sujeto pero que pueda ser medido por el experimentador. Para lograrlo, los científicos han usado métodos de ocultamiento de estímulo (sensory unawareness) en el que se presenta muy brevemente una imagen seguida inmediatamente de otra imagen (neutral) en un intervalo de tiempo (menor a treinta milisegundos) en el que el sujeto solo puede dar razón de la segunda imagen. Para poder detectar el funcionamiento cerebral y la respuesta se utilizaron estudios de imagen cerebral como la resonancia magnética funcional (MRI en inglés, crea una imagen dependiendo de las zonas cerebrales activadas en determinado momento), electromiografía (en este caso, mide la respuesta contráctil de los músculos de la cara), detectores de dilatación pupilar, un interrogatorio al sujeto del experimento respecto a las imágenes presentadas, etc. Teóricamente el estímulo no tiene la capacidad de ingresar a la corteza primaria visual (y por ende a la conciencia) porque el estímulo no tiene tiempo para ello.
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Podemos observar los electrodos de detección de actividad muscular en regiones importantes para la expresión facial, y detectores de reacción pupilar. Las curvas muestran la respuesta de estímulos concientes vs no-concientes.


Obviamente uno de los sesgos más importantes es el hecho de depender de ese teóricamente, y en la percepción subjetiva del sujeto de experimentación. Sin embargo, el caso más impresionante es el denominado en inglés “affective blindsight”. Los ciegos involucrados en el estudio tienen la particularidad de serlo por tener dañada la corteza visual primaria y tener sus ojos y sus vías visuales intactas. Al colocar a pacientes de estas características frente a caras con expresiones amenazantes o de miedo, en un ambiente carente de sonidos, ellos pudieron expresar la emoción correspondiente a ese estímulo correctamente. Parece imposible, pero este proceso es viable gracias a la existencia de esta vía de procesamiento alternativa en el cerebro. Una vez llegada al tálamo, la señal visual se desvía hacia un área denominada colículo superior, de ahí al pulvinar y de ahí a la amígdala (que tanto me gusta). Esta vía es la encargada de procesar información de forma más rápida y general, está particularmente activada a la hora de percibir estímulos subconcientes de características emocionales primarias (rostros intimidantes, rostros tristes, posturas corporales amenazantes). Con “primario” me refiero al hecho de que al colocar una casa en llamas frente a los sujetos, no pudieron identificar la emoción que se puede asociar a esa imagen puesto que necesariamente implica la comprensión conciente de muchas otras connotaciones.No solo los sujetos ciegos respondieron acertadamente a este tipo de estimulación. Cuando se utilizaron pacientes saludables para el experimento y se usó la estimulación magnética transcraneal (TMS por sus siglas en inglés) para bloquear la corteza visual primaria y crear una ceguera temporal, también pudieron acertar a la hora de expresar el tipo de emoción correspondiente al rostro o postura presentados, esta aclaración es importante puesto que podría argumentarse, respecto al sujeto ciego, que la carencia prolongada de visión y la neuroplasticidad propia del cerebro les ha permitido detectar ese tipo de estímulos.
En el gráfico se presentan todas las vías relatadas en el texto. La vía de percepción conciente está representada por la línea contínua que va hasta VI y luego sigue por la parte dorsal del cerebro. La línea punteada va a la corteza occipitotemporal (ventral). Se observan también los núcleos implicados en la percepción subconciente. (VI, corteza visual primaria; Th, tálamo; SC, colículo superior; Pulv, pulvinar; AMG, amígdala)


Las detección de esta vía neuronal tienen implicaciones importantes a la hora de comprender el desarrollo filogenético de nuestro cerebro. En el libro “Los Dragones del Edén” del siempre recordado por el Quinto Pilar, Carl Sagan, se hace una formulación prodigiosa de la hipótesis del cerebro triuno de Paul Maclean, en esta se propone que la funcionalidad del cerebro tiene resonancia con el desarrollo evolutivo de las especies, correspondiéndole a cada una su espacio de acuerdo al tiempo de aparición en la historia natural; el más antiguo, el tronco cerebral, solo tiene dominio sobre las funciones vitales automáticas (respiración, latido cardíaco); el sistema límbico es el segundo nivel y a este pertenecen la amígdala y muchos de los otros núcleos implicados en la percepción de las emociones y, por lo que respecta a esta publicación, del estímulo subconciente; el último nivel corresponde a la corteza cerebral ya mencionada anteriormente. Si bien este modelo ya no está en uso, es un recurso muy útil para figurarnos rápidamente la idea de la filogenia cerebral.
Estudios realizados en cerebros de aves, ratones y chimpancés corroboran la existencia de análogos a este sistema; al parecer, los animales que compartimos el desarrollo de un sistema límbico tenemos la capacidad de percibir estímulos de una forma rápida, no detallada, de escenarios implicados en la supervivencia (ratones con lesiones en esta vía no reaccionaban con esmero a la presencia de cruentos gatos). Por esta misma línea, estudios en primates humanos y no-humanos muestran que esta vía de percepción está mucho más desarrollada al nacimiento (ontogenia), cuando otras áreas corticales todavía se encuentran inmaduras.
a. Cerebro de ave; b. cerebro de roedor; se muestra en el gráfico vías cerebrales análogas al sistema de percepción subconciente descrito en el texto.


Esta evidencia ponte en quiebre la concepción habitual del subconciente, aquella en la que ese sub de la palabra delata su carácter de subyugado o degradado a la conciencia, a la gnosis de los estímulos. Este modelo sugiere la existencia de todo un sistema no cortical de percepción que goza de independencia y está activo normalmente en un cerebro saludable. Pero las consecuencias de este hecho todavía no están totalmente dilucidadas, no se sabe si esta percepción podría influir directamente en la toma de decisiones o en el comportamiento cotidiano, no se puede asegurar tampoco si tan solo las emociones negativas son las que participan en la activación de este sistema; dado el conjunto inconmensurable de expresiones faciales, agregadas al contexto particular de cierta situación, es difícil aseverar que solo las manifestaciones negativas despierten estos centros subcorticales de percepción.

Bibliografía: Marco Tamietto y Beatrice de Gelder; Neuronal bases of the non-conscious perception of emotional signals, Nature Reviews of Neuroscience, Octubre 2010.

PD: Se deben haber percatado que las palabras conciente, subconciente, concientemente, etc. están escritas sin la “s” de lo que naturalmente encontramos como consciente; la razón de ello es que la Real Academia de la Lengua acepta dentro de sus cánones la palabra conciencia pero no conciente, para la Real Academia, parece mejor poner esa S en medio de la N y la C de la palabra que no viene de ningún lugar. Sería muy grato discutir respecto al artículo y respecto a esta cuestión. No creo que la Academia se de estos lujitos...o si se los da, es una invitación a evitar tener al diccionario como la última palabra de las cosas...

Escrito por: Daniel Romero

2 comentarios:

Carlos Antonio Rodríguez dijo...

Qué buen ensayo!

Creo que talvez una de las pocas cosas exitosas de los psicoanalistas es el desarrollo del concepto del inconsciente- como una conciencia dentro de otra, de la cual no tenemos conciencia. El hecho de que no todo nuestro comportamiento depende de lo consciente nos hace darnos cuenta que ni siquiera en los que conocemos de nosotros mismos podemos dejarnos guiar por el sentido común y la experiencia emocional.

Sobre la Real Academia, simpática discusión, ya voy a averiguar más al respecto!

Pablo M. dijo...

el artículo es muy interesante, debido a las explicaciones y posibles implicaciones propuestas, sin embargo el título me parece poco adecuado. subconciente mas que denotar una degradación denota un posición en un lugar, en otras palabras: bajo la conciencia. Por eso sería mejor un termino como inconsciente (aclarando que no se refiere al termino psicoanalítico)o no-conciente.