sábado, 14 de junio de 2008

Para comentar...

"El psicoanálisis es una enfermedad mental que cree ser su propia terapia"


Karl Kraus (1874-1936)

Escrito por: Vak

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El ejercicio del psicoanálisis, tomado como terapia, puede resultar en que la supuesta cura sea inducida por el psicoanalista, y no en el efecto de que la persona ha logrado dominar su problema conociendo su raíz. En este sentido, el psicoanálisis debe ser utilizado únicamente como un análisis de la mente,y no una terapia. El problema principal que tiene es que la explicación del problema del paciente depende de la subjetividad del analista. Hoy en día, y sobre todo en países del primer mundo, priman otro tipo de terapias psicológicas, basadas en conductismo o posiciones más objetivas. De hecho, muchos problemas psicológicos pueden resolverse con ejericios en el cambio de actitud o ánimo que no necesariamente involucran el conocer el pasado del paciente. Sin embargo, considero que el psicoanálisis puede arrojar interesantes observaciones acerca del aforma en la que funciona la mente, tal vez no más allá de ciertos límites (como igualmente lo puede hacer el arte). Talvez es bueno como terapia, pero sólo si tanto el analista como el paciente pertenecen a un mismo ámbito social, donde es más probable que funcione la subjetividad del analista. Además, hay que considerar que tras años de verse enriquecida con los trabajos de distintos expertos, esa barrera de subjetividad puede palidecer más. De todas formas, en una sociedad donde se esperan resultados rápidos, el psicoanálisis no resulta ser una opción preferida, y no es tan eficiente desde un punto de vista económico.

El Quinto Pilar dijo...

Ya desde la época misma del auge psicoanalista existían sus detractores acérrimos. Las ideas de Freud le devolvieron a la psicología de ese entonces algo que ya se consideraba perdido por las corrientes conductisas y utilitaristas que imperaban pues se estaba dejando a un lado lo esencial: el rol de la psique humana.
La división de la persona en el Id, Ego y Superego dio un enfoque distinto al determinismo impuesto por la idea objetiva de un hombre que era simplemente un respondedor invariable de estímulos.
El problema radicó en la posterior deformación freudiana a lo sexual. No se le ocurrió de loco, la experiencia diaria con sus pacientes bajo la asociación libre de ideas le llevó a concluir que la represión sexual era el eje de sus problemas. Esta base le llevó a la interpretación de los sueños. Para Freud los sueños eran guardianes que evitaban que las ideas instintivas del Id alejaran al punto realista del Ego y se impusieran pues la pérdida de la conciencia onírica es camino libre para toda fantasía libertina. Así decide tratar de encontrar los matices del Id tras las huellas de los sueños, algo extremadamente subjetivo e imposible de comprobar. Esta es una de las fallas garrafales del psicoanalisis que llevaron y llevan a la sociedad a estigmatizarlo y dejarlo a un lado...