Por Wilson
González-Espada, Ciencia Puerto Rico
Científicos
de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez publicaron un estudio describiendo
el uso de este metal precioso como catalizador.
Los
elementos químicos se dividen en tres grupos principales basados en sus
propiedades físicas y químicas: metales, no-metales y metaloides. Los metales
son la mayoría y, con excepción del mercurio, todos son sólidos.
Pero no
todos los metales tienen propiedades idénticas. Existe un grupito al que se
conoce como “metales nobles”, ya que son extremadamente resistentes a la
corrosión y a la oxidación. Algunos ejemplos son la plata, el cobre y el oro.
En cierta
manera, el oro es como el patito feo de los metales. Su color amarillo es
único, contrario a la mayoría de los metales que son grisáceos. El oro, en su
estado puro, es demasiado blandito y se deforma con facilidad, a menos que se
mezcle con otros metales. No tiene la
resistencia del titanio, ni la reflectividad del cromio, ni la abundancia del
hierro o el aluminio.
En las
últimas décadas, sin embargo, los científicos están descubriendo que el oro es
mucho más que un simple metal para hacer joyería, si no que puede usarse como catalizador.
Un catalizador es una sustancia que hace que un grupo de reacciones químicas
ocurra más rápido, pero sin que el catalizador se “gaste” o “use” en el
proceso. Básicamente, el catalizador se convierte en un compuesto intermedio,
pero una reacción química al final del proceso lo convierte de regreso a la
sustancia original.
La industria
de los catalizadores genera $900 mil millones de dólares anualmente. El 90% de
todos los productos químicos producidos comercialmente a nivel mundial usan
catalizadores en su manufactura.
Por
ejemplo, el sistema de escape de gases (“muffler”) de muchos vehículos está
conectado a un convertidor catalítico. El mismo usa platino y paladio para
convertir contaminantes como el óxido nítrico, monóxido de carbono e
hidrocarburos en moléculas más simples y no tóxicas, como el nitrógeno, el oxígeno,
el vapor de agua y el bióxido de carbono.
Un problema
que la industria de los catalizadores enfrenta es que la selección de catalizadores
para cada proceso de manufactura se tiende a hacer de forma empírica, lo que
quiere decir que hay que hacer experimentos y tratar diferentes sustancias
hasta encontrar la mejor. Este método es costoso y toma mucho tiempo.
Un grupo de
científicos, entre ellos Yohaselly Santiago Rodríguez y María Curet Arana, del
Departamento de Ingeniería Química, Recinto de Mayagüez de la Universidad de
Puerto Rico, usaron un método teórico basado en mecánica cuántica para descubrir
si el oro podría usarse como un metal catalizador de manera costo-efectiva. Este
estudio se hizo junto a investigadores de la Universidad de Wisconsin en
Madison mediante el programa “Wisconsin-Puerto Rico Partnership in Research and
Education”, y fue subvencionado por la Fundación Nacional de las Ciencias.
Los
investigadores examinaron cómo átomos (por ejemplo, de hidrógeno, oxígeno,
azufre, cloro) y moléculas (por ejemplo, de monóxido de carbono, óxido nítrico,
bicarbonato y cianuro) interactuaban con la superficie de los átomos de oro. En
total, 26 sustancias fueron estudiadas.
En el
estudio se calcularon varios parámetros, tales como cuánta energía necesitan
estas partículas para ser atraídas (o zafarse) de los átomos de oro, si las
partículas son atraídas directamente a un átomo de oro o en el espacio entre átomos,
y qué geometrías se crean durante este proceso. Todos los datos ayudaron a
Yohaselly, María y sus colegas a predecir qué reacciones químicas el oro ayuda
a completar mejor.
En general,
se descubrió que el oro es un mejor catalizador para crear moléculas más
grandes usando átomos o moléculas simples. Dos ejemplos son la conversión de monóxido
a bióxido de carbono, y la conversión de óxido nítrico a nitroxilo. En el proceso
de descomponer moléculas grandes en otras de menor tamaño, el oro no es tan
buen catalizador comparado con otros metales.
Los
investigadores también descubrieron qué productos intermedios podrían producirse
en el proceso de catálisis con oro. Esto es importante para maximizar el uso de
materia prima y reducir los productos secundarios de desecho. Conocer las
propiedades catalíticas del oro también contribuiría a saber qué procesos de
manufactura se podrían realizar a baja temperatura, y cuáles procesos son ambientalmente
amigables.
Una
limitación al usar oro como catalizador es su alto costo. Sin embargo, los
científicos han notado que la interacción entre átomos de oro y otras moléculas
ocurre solamente en la superficie, así que los átomos dentro de este metal
precioso no contribuyen al proceso.
Para
superar esta limitación, podrían usarse superficies extremadamente finas, de
tan sólo 10-20 átomos de oro en espesor. Por ejemplo, usando estas nanosuperficies,
como se les conoce, un gramo de oro podría cubrir todo un parque de béisbol. Mejor
aún, el mismo gramo de oro podría usarse en miles de convertidores catalíticos.
Los
resultados de este estudio se publicaron en la revista profesional Surface Science.
El autor es
Catedrático Asociado en Física y Educación Científica en Morehead State
University y es miembro de Ciencia Puerto Rico (www.cienciapr.org).
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