martes, 27 de agosto de 2013

El olingito en Estados Unidos: entrevista a Roland Kays, codescubridor de la especie.

Texto y fotos: Carlos Antonio Rodríguez-Saltos

 
Cuando la noticia del descubrimiento del olinguito estalló en los medios de comunicación de todo el mundo yo estaba visitando Carolina del Norte, por casualidad; justamente tenía pensado visitar el Museo de Historia Natural de Carolina del Norte, donde trabaja Roland Kays, codescubridor del olinguito y director del laboratorio de biodiversidad y observación de la Tierra. Sin dejar pasar la oportunidad contacté a Kays para pedirle una entrevista en nombre del Quinto Pilar, quien aceptó amablemente, y al día siguiente tomé un bus a primera hora hacia la ciudad de Raleigh, la ciudad capital del estado. No me fue difícil encontrar el museo: su fachada resaltaba por la presencia de un  globo terráqueo de al menos cuatro pisos de altura, conteniendo las mejores fotografías satelitales en colores reales. Después de observar el globo por casi una hora, buscando los mínimos detalles para encontrar alguna falla en la calidad de las fotografías o simplemente para observar los continentes y sus formaciones geológicas, entiendo que deberé aplazar la entrevista un par de horas más; ese sitio estaba lleno de distracciones y trampas para la curiosidad y el intelecto, que no sabía si llegaría aquel día a la oficina de Kays.

 Un impresionante globo terráqueo de cuatro pisos de altura decora la fachada externa del Museo de Historia Natural de Carolina del Norte, en Raleigh.

El Museo de Historia Natural de Carolina del Norte es un modelo de divulgación científica. Sus exhibiciones destilan creatividad a cada rincón. Es posible observar una recreación del escritorio de un naturalista de inicios del siglo anterior comparado al lado de uno moderno, donde las máquinas de escribir y los tomos encuadernados en cuero han sido reemplazados por una computadora, pero los especímenes continúan siendo importantes en la gabeta del científico.  Dioramas de los ecosistemas de norteamérica desprenden fragancias al presionar un botón. Terrarios con animales exóticos y nativos, incluyendo una cascabel cabeza de diamante de 3 metros de longitud. Cuartos donde mariposas multicolores vuelan libres y la gente juega al naturalista tropical. Una multitud de animales disecados de norteamérica, gigantescos esqueletos de ballenas y asombrosos dinosaurios, incluyendo uno con un posible corazón fosilizado. Los científicos y curadores del museo también forman parte de la exhibición, pues trabajan detrás de vitrinas a la vista de todo el público, y a ciertas horas es permitido ingresar y conversar con ellos. Los expertos presentan sus últimos descubrimientos en conferencias abiertas al público casi a diario. Los visitantes pueden disfrutar de esta gama de opciones sin necesidad de pagar un centavo, porque los museos en Raleigh son gratuitos.

Encontré a Kays dando una conferencia pública sobre el olinguito. Su audiencia estaba conformada por niños de toda edad, acompañados por sus padres. Los niños mostraban sus caras de admiración al conocer la historia del descubrimiento, y los suspiros de ternura no faltaron cuando las imágenes del olinguito se proyectaron en pantalla grande. "¿Cuán largo pueden saltar de rama en rama sin caer?", "¿Quién se come al olinguito, y qué come el olinguito?", "¿Cada cuánto se reproducen los olingutos?", eran algunas de las preguntas de los futuros naturalistas. Kays respondió a todas ellas, aunque confesó que no conoce la distancia del salto pero al menos puede decir que son bastante ágiles, por lo que él mismo ha podido observar en el campo.


Roland Kays, director del laboratorio de biodiversidad y observación de la Tierra y codescubridor del Olinguito, impartiendo una conferencia abierta al público.

Kays también dio a conocer los problemas de conservación de la especie, cuyo habitat ya ha sido convertido en un 40% en pastizal. El futuro del olinguito en Ecuador depende de iniciativas privadas como la de la Fundación Otonga, que administra una reserva que protege a diversas especies de los bosques nublados.  Lamentablemente, el olinguito no ha sido registrado todavía en zonas con protección gubernamental. A Otonga se suman benefactores como el director del Zoológico de Guayllabamba y propietario de la reserva Tamboquinde Juan Manuel Carrión, a quien Kays reconoció en su conferencia, "escuché que el director del zoológico de Quito, quien estuvo presente en la rueda de prensa del descubrimiento en Ecuador, tiene una reserva que protege al olinguito; ¡Es una excelente noticia!". En Colombia, los esfuerzos de conservación son liderados por la fundación SavingSpecies con sede en Durham, también en Carolina del Norte. Varias de las imágenes del olinguito presentadas en la conferencia provenían de SavingSpecies. Kays también invitó a los asistentes a ser partícipes activos en la conservación del olinguito; para ello el museo estaba recaudando una donación en apoyo a la Fundación Otonga por la venta de cada peluche con forma de olinguito, hecho en Ecuador. Kays mostró uno de los peluches durante la conferencia, una adorable versión autóctona del "oso teddy". La idea tuvo tal éxito, que los peluches se agotaron el mismo día de la publicación del descubrimiento, pero Kays aseguró que próximamente llegaría un cargamento mucho mayor.

Terminada la conferencia, tuve la oportunidad de hacer mi entrevista Kays, a quien se le ilumina el rostro solo de mencionar al olinguito. "Esta no es la primera especie que he ayudado a descrubrir", comenta, "pero es única, porque en la actualidad es casi imposible descubrir un nuevo miembro del orden Carnivora1". Kays ha participado en una multitud de expediciones en zonas tropicales. En sus investigaciones ha tenido que escalar árboles de más de 40 metros de altura, instalar cámaras con sensores infrarrojos en la profundidad de la selva, y capturar animales para marcarlos con geolocalizadores y poder rastrear sus movimientos en el bosque. Su trabajo ha sido publicado en numerosas revistas de alto impacto, incluyendo Molecular Ecology, Journal of Zoology, y Animal Behavior, y sociedades como National Geographic lo han divulgado al público. Kays se sumó al equipo de investigadores del olinguito por petición de Kristofer Helgen, curador del Museo Nacional de Historia Natural de Estados Unidos. Helgen se encontraba estudiando la clasificación de los olingos, un grupo de mamíferos tropicales de hábitos arborícolas emparentados con los mapaches, cuando notó que un par de especímenes provenientes de los Andes ecuatorianos tenían importantes diferencias en tamaño, tono de color en el pelaje y la composición de piezas dentales era distinta. Helgen sospechó que se trataba de una especie no descrita, y para demostrarlo decidió recolectar muestras de material genético en Ecuador. El estudio del ADN podría ayudar a resolver si estos olingos provenían de una rama evolutiva distinta a otros, y ser validados como nueva especie.

Para organizar la expedición, Helgen contactó a Kays y a Miguel Pinto, estudiante ecuatoriano del Museo Americano de Historia Natural en Estados Unidos. El primer paso a seguir fue la identificación de un sitio adecuado. Kays ingresó las localidades de recolección de los especímenes de museo en un programa que identifica regiones en el continente que que comparten las mismas condiciones ambientales. El Bosque Integral Otonga, de la fundación homónima, se hallaba en la región y fue seleccionado como el enclave de la expedición porque contaba con la infraestructura adecuada para la investigación y poseía grandes extensiones de bosque primario.

Para conseguir el material genético, Kays intentó poner en práctica sus destrezas desarroladas en Panamá por más de 10 años estudiando al "kinkajou", otro pariente de los olingos; pero al parecer sus métodos no fueron 100% eficaces con el olinguito. "Con el kinkajou tenía buenos resultados colocando plátanos en la copa de los árboles para atraerlos; esto no funcionó bien con los olinguitos, talvez porque preferían disfrutar de la abundancia de higos en el bosque".  Finalmente, lograron obtener algunas muestras, que las llevaron a Estados Unidos para su análisis.

Los análisis genéticos confirmaron la sospecha2. No sólo las poblaciones andinas pertenecían a un linaje distinto, sino que el ADN difería en un 10% respecto a otras especies. El descubrimiento del olinguito, Bassarycion neblina, nueva especie para la ciencia, estremeció a la comunidad internacional no solo por su apariencia irresistiblemente tierna, pero también porque nos demuestra que vivimos en un mundo que no se ha dejado de explorar. Kays resalta que este es un animal que fue "redescubierto" inicialmente a partir de especímenes de museos, e incluso ya se sospechó de que se trataba de algo distinto varios años antes. "En la etiqueta de un especímen del Museo Americano de Historia Natural se lee "nueva especie", escrito por un investigador anónimo hace más de cincuenta años". También menciona que una hembra de olinguito que fue exhibida por varios zoológicos en Estados Unidos y nunca pudo ser cruzada con otros olingos, porque sus cuidadores no reconocían que estaban frente a una especie distinta. Pero antes de Helgen, Kays y Pinto, el olinguito era sólo un proyecto inconcluso, como muchos otros que seguramente  residen todavía en los museos y en las gabetas de naturalistas del siglo anterior, como el de la exhibición. Aquellos proyectos esperan ser retomados por gente apasionada por la biología y la naturaleza, quienes se forjan desde tierna edad en sitios como el Museo de Historia Natural de Carolina del Norte. Es necesario educar a las nuevas generaciones en estos temas, sobretodo en un mundo en que al parecer el conocimiento de la biodiversidad avanza a una tasa más lenta que su destrucción.
 
Agradeciendo a Kays por su amable atención, me despido y lo veo entrar a su oficina, detrás de la vitrina. Me imagino que al menos toda la semana estará respondiendo a las inquietudes de los visitantes, en medio de los microscopios, los videos del bosque tropical y los cuadernos repletos de notas técnicas. Yo, mientras tanto, me alejo para inmiscuirme en el ambiente lúdico del museo, y recordar aquella infancia cargada de una infinita curiosidad por conocer el mundo.


Carlos Antonio Rodríguez-Saltos, autor de este post, y Roland Kays, ambos acompañados por mi coterráneo.


1Probablemente las frutas constituyen un porcentaje importante de la dieta del olinguito. Es considerado "carnívoro" no por sus hábitos alimenticios, sino porque es un pariente cercano de los perros, mapaches, osos y gatos, todos agrupados en el orden Carnivora.

2El artículo original de la descripción del Olinguito fue publicado en la revista de libre acceso ZooKeys, y por lo tanto puedes descargarlo gratuitamente. Es un trabajo seminal que combina evidencia biogeográfica, morfológica, genética y museográfica. Te lo recomendamos mucho si quieres profundizar en el tema. Puedes descargarlo de este enlace.

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