Por: Daniel A. Romero-Álvarez
Esta ocasión tengo la oportunidad de compartir la temática de la última
semana de abril de las Conferencias del Milenio. Fueron tratados temas peculiares
que sin un análisis adecuado se tildan de poco importantes. Con la atención
debida se prestan inmediatamente para la discusión y adecuada comprensión del
proceso científico.
Portada del libro Systema Naturae de Carl Linnaeus 1758. Imagen de dominio público
Kelly Swing, PhD en zoología: La importancia
de las colecciones científicas
Parte de la naturaleza humana es coleccionar. Manifestaciones artísticas
de toda índole empiezan con la acumulación de diversos objetos que tras
ordenarlos con un sentido se convierten en una muestra de una época determinada
o una tendencia. Aristóteles es recordado como uno de los primeros
coleccionistas, sus especímenes ordenados le permitieron al mismo tiempo
establecer la biología como ciencia y sentar
las bases para su clasificación.
Carl Linnaeus con la publicación de la décima
edición de su libro Systema Naturae en
1758, introdujo el sistema binominal para la identificación de las especies que
se utiliza hasta el día de hoy. Linnaeus describió aproximadamente 7700
especies de plantas y 4400 especies de animales, su colección rápidamente se
convirtió en una de las más impresionantes y completas de la Europa de su época.
Un siglo después los coleccionistas Charles Darwin y Alfred Russel Wallace utilizarían
la información de Linnaeus y de sus propias colecciones para encontrar interrelaciones
entre los organismos que permitirían esbozar una hipótesis de su origen, esatas
ideas se trasformaron en la teoría de la evolución de las especies por vías de
la selección natural.
Estos ejemplos muestran la importancia de poseer
una base de datos para poder trabajar sobre ella y desarrollar teorías. Los avances
en genética y la revolución informática permiten divagar por un panorama en el
que colectar especímenes significa: redundar en el conocimiento, poner en
peligro a las especies, y considerarla una práctica anticuada que no tiene nada
nuevo que ofrecer. Todas estas perspectivas son equivocadas.
El esqueleto de un Diplodocus en la entrada del Museo de Historia Natural de Londres. Imagen de Apsu09 - Wikimedia Commons
Siendo el país más biodiverso del planeta, se
estima que el Ecuador tiene 1 millón de especies de las cuales han sido
catalogadas 75000 y de la mayoría de ellas lo único que se conoce es su nombre
científico. La investigación en este campo traería grandes réditos al país en aspectos
científicos, turísticos y ecológicos; pero primero hay que describir los
recursos de esta mina de oro. Las restricciones burocráticas hacen más fácil
conseguir un permiso para pescar que para colectar especies para investigación.
Cuando se considera que la recolección amenaza
los organismos, recordar que el principio de la conservación se enfoca en proteger
poblaciones y no individuos, echa abajo esta visión. Los científicos utilizan
protocolos precisos para la recolección de organismos y la ética profesional
encausa la práctica de preservación de un animal bajo técnicas de eutanasia
precisas que evitan su sufrimiento. En la naturaleza, la mayoría de animales
fallece por traumatismos e infecciones funestas.
La perspectiva de la redundancia carece de
sentido cuando se considera la variabilidad individual de las especies y como a
lo largo del tiempo pueden aportar datos valiosos sobre condiciones climáticas,
adaptaciones, o contaminación de un ecosistema.
“Hay que reconocer que no podemos
manejar/proteger/salvar lo que no conocemos”, este fue el mensaje principal del
Dr. Kelly Swing al finalizar su cautivadora presentación.
El Dr. Kelly Swing durante el foro de preguntas tras su presentación. Fotografía por Daniel A. Romero-Álvarez
Carlos Montúfar, PhD en física: El Ecuador en la Historia
Universal de la Ciencia
Visualizar los descubrimientos en un adecuado
contexto histórico permite apreciar detalles que facilitan el establecimiento
de una empatía con el pasado para comprender a fondo a sus protagonistas. Sin
ella, es fácil tildar un Darwin como intachable o como héroe con suerte; como
todos, solo fue un humano más dispuesto a responder una interrogante del mundo
a través del método científico.
La historia de la ciencia es un cuento que
empieza desde los primeros filósofos en la antigua Grecia, ellos plantaron las
semillas que en el renacimiento florecieron con un esplendor apoteósico; la
ciencia como tal nació con este esplendor. La diferencia crucial entre
filosofía y ciencia es que en esta última, es necesario recopilar evidencia
tangible, someterla a experimentación y formar una teoría en base a los resultados
obtenidos. Johannes Kepler es conocido en esta historia como un
personaje de transición. En un primer momento Kepler creía que el Universo era
un conjunto de figuras geométricas ordenadas en una jerarquía que respetaba la
idea de perfección con la circunferencia como ícono más sagrado. Irónicamente
Kepler comprobó que la forma elíptica de las órbitas planetarias permite
explicar mejor el sistema solar; se rindió ante la elipse abrazando la ciencia
como la mejor aliada para comprender la realidad, y de paso rompió un paradigma.
Kepler concebía como verdadera la concepción platónica del Sistema Solar antes de aplicar el método científico a sus observaciones. Imagen de dominio público.
Un paradigma es un conocimiento aceptado como
verdadero por determinada sociedad. Copérnico, Kepler, Galileo y otros científicos destruyeron el
paradigma que consideraba a la Tierra como el centro del Universo. Isaac Newton destruyó el paradigma de que el
mundo físico solo podía ser comprendido por Dios, la publicación en 1687 de su
libro Philosophiae Naturalis Principia
Mathematica marcó un antes y un después a la hora de comprender la realidad.
Las leyes desprendidas de esta publicación son aplicables a todo el Universo y
pronto Edmund Halley y otros científicos comprobaban con sus propios
experimentos las teorías planteadas en el Principia.
Newton propuso que la Tierra era achatada en los
polos y ensanchada en la línea ecuatorial, para comprobarlo se organizó la
Misión Geodésica Francesa que aparte de ser la primera expedición científica de
carácter internacional puso a nuestro país como centro de atención del mundo
académico. Los datos recolectados por la misión inspiraron a Alexander Von
Humboldt para regresar al Ecuador y continuar con las observaciones que lo
consolidarían como el padre de la Geografía Moderna.
Alexander Von Humboldt a los pies del Chimborazo. Cuadro de Friederich Georg Weitsch, 1810
Su obra inspiró a Charles Darwin para concebir la
Teoría de la Evolución de las Especies. Su viaje a través de sudamérica y su
estancia en las Islas Galápagos resultaron cruciales para su desarrollo. A pesar
del tiempo y la cantidad de evidencia que la respalda, todavía existen sectores
que niegan su validez, en especial por cuestiones religiosas. Hoy en día,
considerar el origen de la vida como un evento divino es cuestión de opinión
individual y carece de respaldo de la comunidad científica.
Actualmente, aún se desarrollan metodologías
para destruir otro paradigma clásico, la Tierra como el único planeta capaz de
sustentar la vida en el Universo. El descubrimiento de planetas girando
alrededor de otras estrellas (exoplanetas) con características físicas capaces
de sostener la vida nos acerca cada vez más a desafiar el conocimiento
establecido; precisamente el telescopio espacial Kepler es uno de los protagonistas de esta misión. El esfuerzo combinado de miles de científicos se ejemplifica en ramas
de la ciencia como la astrobiología que combina el conocimiento de la
astrofísica, biología y geología para encontrar las variables que faciliten la
vida extraterrestre.
Retrato de Einstein que demuestra su faceta extrovertida, ícono de la visión popular del famoso científico Fotografía de Arthur Sasse en 1951
La charla fue la más larga que hemos
presenciado, larga pero entretenida y emocionante. Y se hubiese alargado mucho
más, al igual que esta publicación, y es que el tema se presta. Albert
Einstein, Werner Heisenberg, Richard Feynman, muchos otros científicos han sido
pasados por alto en esta brevísima reseña. La clásica fotografía de un Albert
Einstein “sacando la lengua al status quo actual” se convirtió en el símbolo de
la conferencia del Dr. Montúfar que invitó a la audiencia a reflexionar con una
frase impresionante: “Los procesos educativos no nos enseñan a ver, nos dicen
lo que estamos viendo”.
El PhD en física Carlos Montúfar durante su presentación sobre la Historia de la Ciencia. Fotografía por Leonardo Ortega
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