miércoles, 3 de marzo de 2010

Aceptando el mundo!

Una pequeñísima, poco austera, reflexión.
En un semáforo en rojo antes de llegar al Centro Urbano que como nombre tiene Condado, acabando la Occidental. Un taxi adelantándonos en la última recta se detuvo al frente; en su parabrisas trasero se leía: "EL HOMBRE SUFRE POR QUE QUIERE".
La cita personalizadísima por el dueño del vehículo hace una referencia clara a las decisiones del hombre con respecto a su vida. Nuestra capacidad ilimitada de complicación hacia las cosas (facultad que el cerebro gustoso nos brinda) hace que transformemos una simple sorpresa en un evento de influencia desorbitante en nuestra vida; citando por ejemplo al hecho casual de haber salidos ilesos de A o B situación, enseguida nos sentimos "milagreados".
Podemos percartarnos también de hechos realmente dolorosos y frustrantes. Si sucumbimos ante esta visión, sin aceptarla, la vida rápidamente se convierte en una tortura que condena cualquier manifestación placentera; todo depende de nuestra capacidad de aceptar el desempeño del mundo.
Citemosa, a propósito, a Cervantes en uno de los tantos cuentos interinos del Quijote cuando Cardenio renegando el respaldo de sus conocidos afirma su redundancia en el dolor del amor:

"...No os canséis en persuadirme ni aconsejarme lo que la razón os dijera que puede ser bueno para mi remedio, porque ha de aprovechar conmigo lo que aprovecha la medicina recetada de famoso médico al enfermo que recibir no la quiere...". Pobre Cardenio. Podría venir Sir Alexander Fleming del año 1945 a curarle una infección y con decisión semejante, Cardenio se condenaría al shock séptico por objeción funesta. Sir Alexander solo debería cerrar su maleta e irse a curar a quien lo pida, respetando la decisión del enfermo.

Recordemos, que lo importante de la existencia es la ACEPTACIÓN de la realidad externa a la integridad propia y aquella realidad que nace de los inextricables e inconmuserables castillos de nuestra conciencia. La aceptación incluso de decisiones tan ridículas como el sufrimiento, la ingratitud, el dolor psicológico del amor, del suicidio...

Cementerio de Tulcán. Ecuador

Escrito por: Vak

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