miércoles, 5 de noviembre de 2008

Para comentar

"Tenéis que lanzaros al mar de la composición; si tenéis talento para nadar, tanto mejor para vosotros; si os ahogáis, tanto mejor para el mundo."
- Mili Balakirev;
refiriéndose a la innecesariedad de una
amplia formación musical teórica para empezar a componer.

lunes, 3 de noviembre de 2008

La muerte inscrita en el Cielo

El cúmulo abierto de las Pléyades (M45) ha tenido varios significados para distintas culturas. Nótese que forma una figura antropoide desde esta perspectiva. Créditos: NASA/ESA/AURA/Caltech

El culto por los difuntos me ha fascinado desde mis primeros encuentros en la niñez. Me parece tan curioso el amplio espectro de posibles celebraciones, como la solemne ofrenda de colada morada y guagua de pan a los familiares que ya no acompañan, típica en los Andes de Ecuador, o la algarabía que se vive en México con los desfiles de calaveras y amuletos, como pretendiendo comunicar a un desconocido designio del Cosmos la, en última instancia, equívoca sentencia de que la muerte es incapaz todavía de aventajarnos en la carrera. A pesar de su constante presencia le ponemos especial atención a este suceso en una corta época del año; cabe pensar entonces que algo muy importante debió haber ocurrido, ¿Qué fue ello? Bien se pudiera vivir un ambiente de consternación meditabunda al finalizar las festividades de Año nuevo, cuando las pobres almas infortunadas oprimidas por el trajinar del mundo optan por no atreverse a lanzarse a los descollos del siguiente año y dar fin a su patética existencia; los sobrevivientes se regocijarían al reconocer en el irónico velo del infortunio que felizmente ese no fue el destino deparado para ellos. O bien, puede celebrarse festivamente en un mes como septiembre; también aquí continúan los estragos del Año Nuevo, a pesar de que 9 meses contados ya han pasado, y también nos llenamos de guaguas, pero no de pan; si fuera en un mes como septiembre sería aquello una forma efusiva de declarar que aún falta largo para que la parca cierna sus frías y delgadas manos sobre el velo de la humanidad. Coincidentemente la fecha en que se celebra esta conmemoración, a inicios de noviembre, está en un punto medio entre ambas posibles postulaciones. El orígen detrás de la elección de esta fecha se esconde en un signo presente en la memoria colectiva de civilizaciones antiguas, y que actualmente muchos pasan por encima de su lectura. Este signo no está escrito solamente en el enpolvado almanaque gregoriano de un cura (de hecho este es uno de sus últimos repositorios, y donde más se ha extraviado el significado original), sino en un lugar algo más imperecedero. Para ello debemos alzar la vista al cielo. Hacia el negro profundo donde todas las noches renace la perdida generación de héroes, bestias y semidioses.
La primera vez que vi las Pléyades fue en una noche de Septiembre. Te deja sobresaltado la forma particular que presentan. Hasta ese momento una de las pocas referencias que tenían eran las típicas historias presentadas por mi compatriota Jaime Rodríguez acerca de civilizaciones extraterrestres oriundas de esas regiones; seres de raza aria que gustaban de abducir, aunque sea en pijamas, a uno que otro infortunado con quien entrenerse contándole los secretos del mundo, revelaciones que iban a perderse en alguno que otro talkshow (qué mala la puntería de los desventuradas viajeros, y eso que debieron haber recorrido al menos 350 años luz). Sin aludir a cualquier afirmación ufológica o mística se puede notar que las pléyades son un grupo especial de estrellas, de cuantas pueden ser vistas sin ayuda de telescopio, cuyo resplandor destaca a simple vista en su vecindad estelar debido a la presencia un halo luminoso envolvente. Intenta observarlas. En esta época del año aparecen por el horizonte a cerca de las 19:00 y se ocultan a las 7:00, así que tienes casi toda la noches para buscarlas (Ascensión recta: 3h46’; declinación: +24º02’ – para ver una explicación del significado de estas coordenadas haz click aquí). Una buena forma de orientarse es a través de Aldebarán, el ojo del toro en la constelación de Taurus; esta estrella aparece con un color rojizo fuerte, rodeada de un grupo de estrellas más pequeñas que forman una “v” (las hiades). Las pléyades aparecen a un radio de 13,8 arcmin hacia el norte de Aldebarán (vista desde la Tierra la Luna tiene un diámetro cercano a 0,5 arcmin, así que imagínate una línea compuesta por 27 lunas contiguas para encontrar las Pléyades a partir de Aldebarán). No te será muy difícil, aparecen como una mancha luminosa con un tono azulado, conteniendo cerca de 6 estrellas fáciles de ver, y concentradas todas en un espacio más reducido aún que el que ocupa la Luna en el cielo. Pero si piensas que puedes tener problemas para ubicarlas a pesar de esta explicación, entonces haz click aquí para que puedas descargar un software gratuito (Stellarium) que te permite conocer la posición de los astros en el cielo desde cualquier punto de observación en la Tierra.


Posición de las Pléyades en el cielo nocturno. Se muestra el cielo como se vería desde Quito cuando Sirio sale por el horizonte. Imágen captura con el software astronómico Stellarium.

Según la mitología griega las Pléyades son ninfas hijas de Atlas y Pleione. Orión, el mejor cazador entonces, quiso un día, en sus arrebatos de arrogancia, probar suerte con las deidades, y decidió tener a las Pléyades como trofeo. Vio Zeus que el descomunal hombre las perseguía y se compadeció de ellas, transformándolas en palomas (Pléyades en griego significa grupo de palomas) para que vuelen y se resguarden en el cielo. Las Pléyades aparecen protegidas por las patas de Taurus (una representación de Zeus, ya que éste se convirtió en toro la vez que se acercó a Europa) mientras la Orión, también presente en la bóveda celeste, muestra su arco extendido en dirección a las hijas de Atlas.

Representación de las Pléyades por Elihu Vedder.

Este cúmulo estelar, que para los griegos representaba en sí mismo una constelación, ha sido identificado de diversas formas a través de distintas civilizaciones antiguas. Desde cierto ángulo las se sugiere una silueta humanoide. Los sumerios lo relacionaban con Enlil, una deidad suprema que gobernaba los cielos. Para los hindús eran la representación de Kartikeya, el dios de la masculinidad y la guerra. Según la mitología Eslava es la figura de Baba Yaga, la bruja que devoraba niños. En el Talmud se menciona que Dios eliminó dos estrellas de esta constelación y la hizo aparecer en el día, provocando el Diluvio Universal. La Bilbia también las menciona en los libros de Job y de Amós. Los incas tenían en sus templos sucancas (pilares periféricos a una plataforma donde se realizaban actos ceremoniales alineados con el centro de la plataforma y con el punto donde un objeto astronómico cortaba el horizonte sea en su ascenso o descenso) dedicados a este cúmulo; es un tendencia en la arqueoastronomía buscar en los templos incaicos evidencia de adoración al Sol, la Luna y las Pléyades. Para ellos ésta era la constelación más importante, denominada Colca y su desaparición del cielo nocturno marcaba el inicio de la temporada de cosecha.

Extrañamente muchas de estas culturas tienen ceremonias en honor a la culminación de las Pléyades (época del año en el que estas estrellas pasaban el meridiano, es decir, alcanzan al punto más alto en el cielo al que pueden llegar, a la medianoche), que ocurría alrededor del 17 de noviembre. Y más extraño aún en estas culturas la culminación de las pléyades está asociada con un evento catastrófico. Los aztecas solían celebrar cada 52 años, en esta fecha, un ritual que incluía un sacrificio humano para tratar de contrarrestar un posible fin del mundo. Durante el apogeo del Imperio Persa muchas personas obtenían gracia del rey en cuanto a sus demandas si éstas las hacían en esta fecha, me imagino que para evitar una posible maldición sobre el reino. Los peruanos dicen que fue en un culminación de las pléyades cuando los españoles empezaron su conquista a los incas. El astrónomo William Olcott relacionó esta coincidencia con una posible catástrofe a nivel mundial que ocurrió cuando hubo culminación de las Pléyades, como el Diluvio Universal. Otra posible explicación es que hubo un suceso astronómico cerca a las Pléyades de gran notoriedad. De todas formas la causa inicial todavía no ha sido resulta.

Los druidas también celebraban este acontecimiento, aunque con unos días de adelanto. Ocurría el 31 de Octubre, 1 y 2 de noviembre. Ellos realizaban la ceremonia del Black Sabbath, orando a las Pléyades para evitar que el mundo de los muertos se junte con este y caiga una peste sobre los cultivos. En los países anglosajones se celebra en la primera fecha el Halloween, una práctica que se ha difundido por dondequiera que hay influencia “gringa”. Aunque si bien la noche de brujas puede considerarse una fiesta anglosajona, el rendir un culto relativo a la muerte tiene raíces más profundas. He escuchado a muchas personas del país criticar la celebración de Halloween por esta razón (el conocido conflicto entre día de las brujas y día del escudo nacional); incluso hay quienes lo critican por el pasado druida. Y sí, aquí en Ecuador tenemos nuestra propia celebración a los difuntos, pero recordemos en qué fecha se realiza. Es la misma que ocupaban los druidas para sus rituales, a pesar que muchas otras culturas lo hacían cerca del 17 de noviembre. Además, Halloween viene de la voz inglesa “All Hallows Eve”, la víspera de todos los santos, nombre que más bien suena a algo litúrgico.

La fiesta del día de los muertos que se vive en Ecuador es una derivación de celebraciones cristianas; viene del tiempo de Gregorio III y Gregorio IV. Los nombres apropiados son El Día de todos los Santos (1 noviembre) y el Día de todas las Almas (2 noviembre); y claro está, también se acostumbraba celebrar la víspera de todos lo santos, no necesariamente con calabazas ardientes. Este es otro de los varios ejemplos acerca de la forma en la que la Iglesia Católica fue expandiéndose imponiendo sus templos sobre otros ya construidos, cambiando tradiciones tildadas de paganas por otras supuestamente más cercanas a lo que Dios manda. Sin embargo, no por ello podemos dejar de considerar que es una forma en la que las tradiciones evolucionan. No podemos afirmar que las historias griegas hayan tenido su origen en ellos, y de hecho hay mucha evidencia que nos dice que no es así (el cielo supuestamente griego que vemos todas las noches es una derivación de tiempos babilónicos y sumerios, principalmente). Tal vez lo único penoso es que durante estas celebraciones es tradicional fijar la mirada en el suelo, ahí donde yacen los muertos; como si algún designio misterioso quisiera encadenar nuestra atención a las lápidas para que no podamos alzar la vista y ver con nuestros propios ojos los astros y reconocer sus secretos epitafios, escrituras agonizantes de antiguas culturas. La próxima vez que tengas el cielo despejado, os invito a que despejes la mente por un momento y busques estos signos, más perennes que cualquier mausoleo o mármol lapidario.


Inserto Científico (Astrofísica):

¿Qué son las Pléyades?

Las pléyades (catalogadas como M45 en la jerga astronómica) son un cúmulo estelar abierto fácilmente visible, en parte por su cercanía a la Tierra (350 años luz aproximadamente). Las estrellas que lo conforman se originaron en la condensación de una nube de gas remanente de la explosión de una estrella (lo que da el aspecto de halo fantasmagórico). Cuando esta estrella murió se produjo una explosión de la misma que lanzó el material del que estaba compuesto en forma de una nube de gas que creció hacia su periferia. Mientras el gas se fue alejando del centro el ímpetu fue disminuyendo paulatinamente, de la misma forma en que un al colocar un tinte en el agua éste empieza a esparcirse rápidamente pero después se desacelera. La fuerza de gravedad del propio gas eventualmente fue venciendo a su fuerza de expansión de forma que se contrajo den distintos puntos, formando distintos cúmulos de gas. La presión ejercida por el gas atraído en cada punto desencadenó las reacciones termonucleares que producen el brillo de las estrellas. La energía despedida por estas reacciones ionizó el gas alrededor, provocando que éste brille. Es así como se formaron nuevas estrellas que todavía están envueltas en su gas primigenio remanente de la “muerte” de otra estrella. Curiosamente las pléyades recuerdan a muchos científicos la danza entre la vida y la muerte, así como lo hacían para las culturas antiguas, aunque en distintos planos.


Reitero la invitación para que probéis con vuestros propios ojos el delirante ejercicio de leer la escritura del cielo. La cultura astronómica ha estado vigente en todas las grandes culturas, y la verdad es que su iniciación no toma mucho esfuerzo. Como Quinto Pilar seguiremos al tanto de posibles eventos astronómicos para el futuro a realizarse con cualquier persona interesada en el asunto, como lo hicimos en la Semana Mundial del Espacio. Mantente en contacto con nosotros si deseas conocer más al respecto.

Escrito por: Cetrero

domingo, 2 de noviembre de 2008

Expandiendo horizontes

Quinto Pilar

¡Ea! Los resultados de la Semana Mundial del Espacio están poco a poco haciéndose notar. Leed esta reseña que publicó El Comercio eldomingo 2 de Noviembre: http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=233445&id_seccion=13

Imágenes han sido cargadas en el sitio http://www.flickr.com/ Buscad por World Space Week, y de ahí entrad a la carpeta de Ecuador.

martes, 26 de agosto de 2008

La Gran Mansión (Parte III)

Todo el contexto de la mansión brinda posibilidades de investigación ilimitadas: desde la observación metódica a la indagación teórica-matemática incomprobable hasta la fecha. Las mansiones replicadas florecían y representaban (paulatinamente, gracias al paso del tiempo) objetos de idolatría y símbolos de superación y logro humanos.
Durante algún tiempo existió una fracción radical rusa que intentó “crear” una réplica del mayordomo. Estrictamente no lo creaban, sino más bien modificaban un objeto obtenido y trataban de imbuirle la actitud del mencionado…solo la actitud pues la asombrosa capacidad de transfiguración del servidor era incopiable por obvias razones. La esencia de estos experimentos radicaba en utilizar un “borrador de recuerdos” sobre un hombre de entre 25 – 35 años para obtener una superficie pura sobre la cual imponer esquemas de comportamiento azarosos siguiendo el modelo del habitante de la mansión. Desarrollar el sistema de borrador fue muy costoso y las víctimas erradas de ese cruel sistema durante su fase de prueba están todos recluidos en un instituto de salud mental creado específicamente para este fin. Ahora, el sistema se logró desarrollar con éxito y la instrucción que se repartía a los “puros” lograba crear pseudomayordomos demasiado caóticos a la hora de reaccionar frente al encuestador. El deseo general ferviente de conocimiento evitó que se ponga fin a este brutal experimento a tiempo…Siendo rotundo el fracaso luego de algún tiempo de experimentación, los encargados de la creación del borrador de recuerdos, los científicos instructores y diseñadores, colaboradores y productores del proyecto fueron asesinados por los mismos grupos que los auspiciaban; en su defensa alegaron desconocimiento de los eventos realizados. Fueron asesinados un 13 de febrero, y este acto, de aprobación global (con sentido de justicia o injusticia) es conocido como el Asesinato de Científicos Fanáticos.
Fue hace poco tiempo cuando empezaron a aparecer ciertas publicaciones haciendo alusión a fallos en el comportamiento del mayordomo. Los fallos se referían a problemas en su forma de comunicación, a veces parecía tartamudo o utilizaba matices inapropiados (por así decirlo). Al principio parecía ser un error de las observaciones pero en vista de los numerosos informes los veteranos en su estudio, con nuevos exámenes, comprobaron lo dicho. Si falla él, era lógico pensar que también existían fallos en la mansión, siempre han sido ambos. Informes al respecto empezaron a llegar un poco después. Si bien todavía la estructura se conservaba habían signos de degeneración, las paredes se desmoronaban a los golpes, las piezas de madera se astillaban, las ventanas se quebraban y se rayaban; su aspecto siempre reluciente se afeaba.
El mayordomo por su parte dejó de mutar; se estableció en una apariencia muy extraña e indescriptible no por su forma pues tenía apariencia humana sino porque dejaba la impresión de ser todos, de ser cualquiera, de ser cada una de las personas de la tierra; yo mismo tras verlo sentí el afluente de impresiones visuales que alguien transmite cuando representa a todos: es una mezcla de desolación, ausencia y cabalidad.
También dejó de hablar y de aparecer diariamente…cuando aparecía, más o menos cada dos o tres días, deliraba: hablaba de estrellas y objetos siderales, del pasado, del futuro, del lenguaje, de otros mayordomos, de viajes, de deberes y obligaciones, pero nunca de la mansión; todo lo que decía era complicado e incomprensible.
Así como en un principio era el mayordomo quien mutaba ahora la mansión vieja se deformaba, los mapas de la mansión útiles durante años ahora eran recuerdos históricos, la mansión empezó a perder sentido; la entrada se perdía cada día y era todo un lujo poder entrar. A veces en el techo la puerta de ingreso se divisaba. Adentro imperaba el desorden y la bizarría: escaleras invertidas puertas en el suelo, ya no habían cuartos. Un dato particular de esta época: dentro la noche y el día eran uno solo; las ventanas dejaban entrar haces de luz ilógicos (por ejemplo desde el suelo) y los objetos aberrantes (lámparas, mesas de dos patas, etc) proyectaban sombras humanoides (o esto quizás era una inferencia paraidólica de nuestra especia). A algunos se les ocurrió que eran estas sombras mágicas las verdaderas habitantes de la casa; sin embargo estas claramente carecían de vida…Esta mutación ocurría a media noche pues cada día nos ofrecía una nueva distribución aleatoria. Durante las observaciones de dicha transformación, los aparatos y los estudiosos humanos sufrían una muy extraña experiencia: un resplandor cegaba todo a su alrededor por aproximadamente un segundo. Algunos lo describieron como “el resplandor sin luz” pues las huellas físicas esperadas por un resplandor de este tipo (radiación, rastros de calor) nunca se encontraron.
El culto bien organizado a la mansión se destruyó pues la filosofía de la perfección que la mansión generaba en sus seguidores nada tenía que ver con esta enigmática decadencia. Sus líderes entonces se suicidaron. Las pocas leyes que se aceptaban en base a los estudios realizados sobre la mansión y el mayordomo dejaron de ser útiles pues ahora ningún patrón era cognoscible.
Un día el grupo con más experiencia en la estructura de la mansión padeció un accidente: durante la inspección de una pared extraña (de gran altura, nueva, constante pese a los cambios y de extraños colores) esta se desmoronó acabando con la vida de cuatro miembros del grupo y atrapando al resto (eran 15). Se intentó salvar a los vivos durante el resto del día (sucedió a las 6 p.m.) logrando sacar a tres pues fue una de esas ocasiones en las que la puerta aparecía alta en uno de los costados de la pared posterior. A la media noche el característico resplandor modificó el aspecto de la mansión y el de sus ocupantes adentro. Seres orgánicos no pueden soportar cambios de ese tipo…
Este evento canceló definitivamente todas las actividades dentro y fuera y llevó a imponer una restricción de acercamiento de 10 km a la redonda de la estructura que abarcaba más o menos el diámetro del resplandor.
Obviamente la restricción generó más curiosidad y eventos como el anterior se repitieron. Las indagaciones visuales aéreas permitieron determinar que desde hace 2 meses las mutaciones se realizan con más frecuencia y cada una de ellas disminuye el tamaño de la estructura, quizás en poco tiempo se convierta en una partícula infinitamente minúscula con transformaciones infinitamente rápidas.


Escrito por: Vak (Daniel Romero)

sábado, 23 de agosto de 2008

Enunciado

"La naturaleza no puede ser justa ni injusta pues no conoce su obra ni la categoriza"
Daniel Romero
Escrito por: Vak

viernes, 25 de julio de 2008

La Gran Mansión (Parte II)


El trabajo de cientos de personas sobre el conocimiento de un casero bien vestido y una gran mansión por supuesto que brinda frutos…
Los medios por los cuales la mansión se mantiene en pie eran de cognición trabajosa pero que solo dependían de paciencia y suficiente esmero por parte de los estudiosos para ser descubiertos: columnas, pilastras, contrapesos, pisos, pavimentos, empedrados, azoteas, techumbres, etc todo elemento que forma la estructura “esquelética” de la casa fue valorado y archivado; y sobre cada elemento se hicieron múltiples trabajos…
Con el mayordomo la situación era mucho más difícil: la descripción de su forma variaba constantemente, en dos años de investigación y observación de 163 estudiosos que le valoraron no se logró ninguna coincidencia en las comparaciones de datos; así el objeto de estudio era alto, bajo, calvo, robusto, escuálido, y eso solo hablando de sus características de “simple vista”, sus ojos, sus expresiones faciales, sus dedos, sus dientes…Si pensamos en el mozo de la mansión de la forma más simplista posible, es decir: una especie de maniquí que consta de una cabeza (una esfera sin ningún otro elemento) unida a un tórax (un cubo vacío) al cual están adosados a su vez cuatro largas prolongaciones romas (dos arriba y dos abajo) podemos deducir que van a ver 720 combinaciones posibles, y todas son aceptables ya que en determinadas ocasiones ha sido descrito el mayordomo como una aglomeración aberrante de todos sus elementos, aquellos investigadores que tuvieron la osadía de describir al empleado tal como lo vieron sucumbieron (fueron modificados vivos para parecerse a su dibujo) ante el descontento, temor e indignación de todos aquellos para los que existían límites para las combinaciones que no podían ser traspasados. Uno de los más serios presentadores de los bocetos de mayordomos aberrantes pintó más de 200 aberraciones de forma, de las más simples a las más complejas…en honor a su más célebre representación le sacaron los dedos de los pies y les acomodaron todos en sus globos oculares, en la nariz los dedos de las manos, sus brazos (cortados desde el hombro) cada uno en su pecho y cada oreja en cada testículo; era uno de los dibujos más factibles pues no comprometían ninguna extirpación mortal pues cada herida era cauterizada con fuego para evitar desangramiento. De todos esos mártires solo nos queda la posibilidad de más combinaciones.
Para tener más claro aún el panorama hay que ver que ese intento por descifrar al mayordomo dejaba a un lado la infinita combinación de manifestaciones sociales y subjetivas a veces era gracioso, otras hostil, su carácter era indiferente, jovial, antipático, melancólico, esas variables no fueron y nunca serán cuantificables, y aparte de todo eso, los gestos humanos naturales también se sometían a variaciones y entrecruzamientos aterrantes como por ejemplo la sonrisa cariñosa con admiración obscena…
Muchos dejaron a un lado el estudio metodológico y paciente para dedicarse a admirar ciegamente y a alabar al personaje; para muchos era dios mismo, el iluminado, el elegido, el ungido, el hijo divino; era mucho más fácil aceptar que el mayordomo era un producto inextricable, incognoscible e inalcanzable creado y puesto ahí por fuerzas maravillosas igual de inescrutables…
Así se paso de los bocetos a las escrituras fervientes rebosantes de fe de los creyentes. Los fundadores de la secta: los salvadores del traje convencieron a decenas de aprendices para dejar las filas de la verdad y subirse al tren de la fe…
Sin embargo en este punto algo se avanzaba, Sigmund Freud, un aplicado y brillante descubridor se dio el lujo de tratar de ubicar patrones analizando los reportes de cada uno de los encuestadores. Se dio cuenta que dependiendo del ánimo intrínseco del entrevistador (refiriéndose al ánimo verdadero, esencial que solo conoce cada persona en su interior) el mayordomo mutaba casi a lo contrario aunque siempre hubo excepciones, la propuesta se cumplía en un 65% de las ocasiones. A pesar de ser tan ingenioso Freud aplaudió el asesinato de los que miraban la deformación completa, de ellos dijo: “En buena hora destrozaron a esas piedras sin esencia”; sentencia que fue utilizada para que una nueva ola de atropellos se hiciera presente, incluso contra el mismo Freud.
Ahora con los estudios alcanzados sobre la arquitectura se procedió a construir réplicas. Un acto previsible pues los seres humanos nunca dejamos una cosa reproducible sin reproducir. A lo largo de los años se fueron construyendo muchas otras mansiones…unas tan exactamente iguales que eran dignas también de fe. Los salvadores del traje sufrieron disrupciones, traiciones y terribles masacres entre ellos mismos pues muchos consideraron que en esos duplicados solo faltaba el soplo del Mesías para que se produzca el despertar; argumentando a la vez que un todopoderoso nunca sería tan egoísta para evitar que el objeto de su devoción no pueda ser copiado para la satisfacción de todos. Otros trataron de llevar al mayordomo hacia las copias mejoradas, restauradas y aún más hermosas, pero descubrieron que luego de cierto perímetro el mayordomo se derretía en 2 segundos con su total desaparición hasta el día siguiente.

Escrito por: Vak (Daniel Romero)

lunes, 21 de julio de 2008

Adicción

Hablar de adicción es hablar de un tema complejo y extenso. Existen varias definiciones según el enfoque que se le quiera dar; aunque, todas ellas coinciden en que la adicción puede ser considerada como un proceso autodestructivo en una persona.

De acuerdo a la American Psychiatric Association (APA) (DSM-IV, 1994), la adicción puede ser definida como un conjunto de síntomas que indican que el individuo sigue consumiendo la sustancia a pesar de problemas importantes relacionados con su consumo. Para clasificar una situación como dependencia (adicción), se necesita la presencia de tres o más síntomas[1].
Generalmente, se cree que solo existen adicciones hacia el abuso de alcohol y drogas (licitas e ilícitas). Pero de hecho, el ser adicto involucra el crear una dependencia (necesidad) hacia algunas sustancias, objetos, relación o actividad; que degenera en un comportamiento obsesivo y compulsivo.

La adicción a algo, puede ser cualquier cosa, se puede presentar a cualquier edad, sin importar género, ni condición social. Pero, es necesario admitir que bajos ciertas circunstancias (sociales, psicológicas, biológicas…) van a existir personas que van a estar mas propensas a la obtención de una.

Existen varios factores que intervienen en la vida de una persona para que esta se convierta en adicto. Estos factores pueden ser tanto biológicos, genéticos, psicológicos, y sociales.
Por ejemplo, en la dependencia de sustancias tóxicas existen tres factores claramente definidos: agente, hospedador y ambiental.

El factor agente es la droga. La cual, independientemente de la que sea suministrada, generará en el organismos sensaciones agradables al consumidor; produciendo la necesidad de que el cuerpo pida una repetición de dicha sensación.

El factor hospedador es el consumidor. Aunque, la misma droga sea aplicada a diferentes personas, el efecto que esta puede tener en el organismo de cada uno de ellos va a ser diferente. En este punto, la herencia genética tiene mucho que ver; en casos de alcoholismo, hay una gran posibilidad de que los hijos de un alcohólico tengan tendencias hacia dicha enfermedad, aunque estos sean adoptados y no convivan con sus padres biológicos.

Los trastornos psiquiátricos entran dentro del factor hospedador. Una persona que sufre de depresión, insomnio, ansiedad, etc. al recibir fármacos puede confundir el alivio con placer y empezar a abusar de algunos fármacos hasta generar una adicción.

El factor ambiental es la relación que la persona mantiene con su entorno socio-cultural, ya sea este la familia, amigos, centros educativos, trabajo, etc.

El círculo familiar va a ser de gran importancia en el desarrollo de una niña o niño. Los lazos familiares que se creen, forjarán la personalidad del infante para cuando este sea adulto. Por ejemplo, en un hogar disfuncional va a haber mayores posibilidades de que el niño - en un futuro a mediano plazo- sufra de alguna adicción; pero, también es posible que un niño de un hogar “normal” sufra de alguna.

Los amigos son una fuente muy influyente en la vida de cada persona. Las presiones que estos generan sobre un individuo pueden ser tan grandes que generan cambios en la forma de comportarse. El tratar de quedar bien ante todos, de convertirse en un “ídolo”, de cumplir las expectativas de otros y no las propias, puede opacar los reales objetivos de un individuo, desestabilizándolo y causando que busque una salida.

Los proveedores de sustancias toxicas (licor, tabaco, drogas), los de actividades de placer (sexo, juegos…), entre otros, son presentados ante la sociedad como personas que gozan de poder; son personas aparentemente triunfadoras, sofisticadas y “felices”. A los quienes, jóvenes tratarán de imitar.

Todas las personas tienen objetos de deseos, cuya función es la de ser los motores de vida. Estos objetos de deseo son metas, objetivos, necesidades a ser cumplidos y que una vez logrados van a ser sustituidos por otros y otros y otros. Es humano la creación de necesidades y la satisfacción de las mismas. Es una cadena que empieza desde el primer momento de vida y solo termina con la muerte.

Independientemente, de la causa que produzca la adicción hacia algo (sea este algún tipo de sustancia, objeto o actividad). El adicto va a presentar ciertos cambios en su vida cotidiana, porque este genera una distorsión en su objeto de deseo.
En el caso de una adicción, el objeto de deseo se convierte en una obsesión, se juega con los límites, pero sin saber la real dimensión de ellos y las consecuencias que atraerían el sobrepasarlos.

La única preocupación existente es la de satisfacer el deseo, de otra manera la ansiedad se hace presente. No existe posibilidad alguna de control. El deseo de algo es tan fuerte que los medios para lograrlo no importan y por consiguiente cualquier intento por detenerse es en vano. La satisfacción del deseo se vuelve tan grande, que se transforma en una necesidad a ser cumplida de inmediato. Pero cuando esta es lograda, solo lo es por un corto periodo de tiempo.
Un cuerpo humano (persona) normal se encuentra en equilibrio. Al presentarse una adicción este equilibrio se va a romper, afectando algunos sistemas y creando un nuevo equilibrio; pero, al parar con una adicción, el equilibrio creado por la adicción va a romperse y los sistemas afectados trataran de buscar un nuevo equilibrio.

El cuerpo, a nivel fisiológico, empieza a sentir la falta de algo. Por ejemplo, el uso de drogas provoca varios tipos de sensaciones, tranquilidad, relajación, euforia, alucinaciones… estos tipos de sensaciones son agradables al cuerpo y por consiguiente este va a pedir que se repitan una y otra y otra vez, creando tolerancia hacia la misma y buscando otro tipo de droga que recree o mejore las sensaciones antes vivida.

El proceso de creación de una adicción no es inmediato, conlleva la “inversión” de algún tiempo. Siendo, por lo general, la respuesta a la forma de vida que una persona mantiene con su entorno. Es la señal de que algo pasó o está pasando en la vida de un adicto.

La vida de este cambia por completo, se ven alteraciones a nivel fisiológico, cognitivo y emocional. Las relaciones familiares se ven disminuidas, no hay comunicación, hay desatención hacia la pareja, padres e hijos pasan a un segundo plano. El hogar ya no es un sitio de descanso y relajación. Se da un bajo rendimiento estudiantil y/o laboral.

También, son afectadas las personas que rodean al adicto familiares, amigos, compañeros, colegas. Causando que su equilibrio físico-mental sea amenazado y que muchas de las veces no sepan que hacer con la persona enferma.

En el tratamiento de esta enfermedad no es posible quitar violentamente el objeto que crea la adicción, este tipo de acción sería contraproducente en la persona, hasta el punto de quitarle la vida. Es un proceso largo y arduo. Se necesitaran no solamente medios para adquirir tratamiento medico y psicológico, sino también voluntad y ayuda de alguien.

[1] Goodman e. Gilman. “Las bases farmacológicas de la TERAPÉUTICA”. McGraw-Hill Interamericana, 2007. p. 607

Bibliografía
· Goodman e. Gilman. “Las bases farmacológicas de la TERAPÉUTICA”. McGraw-Hill Interamericana, 2007.
· http://www.psicocentro.com/cgi-bin/articulo_s.asp?texto=art12005 (último acceso 16 de julio de 2008).
· http://es.geocities.com/ajurec/adicc_psico.htm (último acceso 16 de julio de 2008).
· http://es.wikipedia.org/wiki/Adicci%C3%B3n (último acceso 16 de julio de 2008).
· http://www.mind-surf.net/drogas/adicciones.htm (último acceso 16 de julio de 2008).

Escrito por: Céfiro

domingo, 13 de julio de 2008

La Gran Mansión (Parte I)

Desde antaño todo el mundo se ha cuestionado acerca del interior de esa grisácea estructura, tan maravillosamente construida; y desde antaño también nadie ha podido hacer más que mirarla. De cuando en cuando hace muchísimo ruido y solo se puede contemplarla: ver las ventanas con luces encendidas que alternan apagándose unas con otras, escuchar gritos alegres y risas estruendosas. Si bien esos son sus extremos siempre está habitada, siempre está en actividad.
Un buen día cierto hombre decidió pararse frente a la puerta, la golpeó y tras esperar un rato salió un mayordomo: Alto, flaco, no muy esbelto de traje negro listo para cumplir servicios. Le pidió permiso para entrar, el mayordomo se apartó de la puerta dejándole en libertad el camino…No pudo entrar, el corredor de donde había salido el atendedor era ahora una pared maciza y sólida, a manos libres impenetrable. Si el deseo intrínseco de todas las personas era conocer qué había en el interior de la casa y esa posibilidad les era vedada había que trabajar con lo que se tenía: una consulta a su habitante interior.
El encargado con gusto respondía cualquier interrogante. Luego de muchas encuestas se constata que siempre cambia de nombre y personalidad, de hecho parece que se adapta dependiendo quien le pregunta; denota mucho conocimiento sobre el mundo y desenvolvimiento lingüístico, es todo un erudito y podemos imaginarnos que en la mansión no es más que el que cumple órdenes. Ahora, información respecto a lo que pasa adentro no revela nunca, mas por ignorancia franca que por no querer hacerlo, quizás hasta respondiera gustoso. Como él siguieron muchos otros que hacían lo mismo: golpeaban la puerta, esperaban, el mayordomo salía y le interrogaban pero ahora interrogaban con la esperanza de solucionar el misterio del interior estudiando “científicamente” al sujeto de negro. Se puede afirmar con seguridad que toda la información que de esta forma se obtenga será subjetiva, improbable y de difícil comprobación.
Así aparecen aquellos individuos que se proponen destruir el muro. Luego de mucho trabajo logran romper la pared protectora y penetran en la casa. La emoción de entrar por fin dentro de este objeto de conocimiento se ve truncada con la decepción de no hallar nada…tras una inspección completa solo se ven paredes, ventanas, estructura de sostén que simplemente sirve para evitar derrumbes en la casa. Algunos de estos curiosos indignados trataban locamente al mayordomo intentando entender tal discordancia, algunos hasta lo asesinaron infructuosamente pues al otro día el mismo hombre volvía a salir.
Se establecieron entonces dos sitios distintos de estudios que trataban de interrelacionarse e integrarse entre sí: los que estudiaban el interior de la casa, cada cuarto, cada ventana, cada singularidad y los que estudiaban al mayordomo, sus cambios, sus gestos, su forma de interactuar; en este último campo se hicieron muchos adelantos con el tiempo pues algunos hombres renombrados como James W. o Wundt W. hallaron una especie de patrones repetitivos en el comportamiento y el pensamiento del mayordomo respectivamente. En el primer campo muchos llegaron a encontrar estructuras realmente maravillosas que permitían el sustento de la casa, ahí están Willis T. y otros muchos…
Escrito por: Vak (Daniel Romero)

sábado, 14 de junio de 2008

Para comentar...

"El psicoanálisis es una enfermedad mental que cree ser su propia terapia"


Karl Kraus (1874-1936)

Escrito por: Vak

lunes, 9 de junio de 2008

El cable de transmisión

Por: Carlos Antonio Rodríguez (Cetrero)

Tuve una máquina. Nadie conoce bien cuál es en última instancia su función; por el momento sé que movía unos pistones que echan a andar un sistema de tracción muy peculiar. En ciertos momentos parecían son patas, a veces ruedas, e incluso salen unas alas. Pero los verdaderos componentes de este mecanismo eran solamente 4 tubos flexibles que pueden moverse en muy distintas formas; y es por esto que a veces parecían patas, ruedas o alas, pero eran sólo figuras que nacen de la correcta armonía del movimiento de los tubos. Había una caja negra que almacena algún misterio en la máquina; sea lo que sea estoy seguro que ahí residía el centro de control del artilugio. Conectando la caja y el eje principal del sistema de tracción había un cable que transmitía un fluido. Hubieron tardes en que me deleitaba observando como fluía aquello, tan viscoso como una resina; el cable era semitransparente y uno podía ver claramente cómo se bombeaba el líquido. A pesar de su espesura, nunca había visto una sola vez en que haya habido congestión. Es como si alguien le diera pequeños empujoncitos desde adentro, y luego se hace cada vez más difícil el fluir y ahí más bien parecen masajes. Esta sensación de equilibrio (de no ver un chorro potente dea agua ni tampoco un espeso grumo de aceite), y la del masaje, es lo que produce en mí el deleite en contemplar el cable. ¿Para qué será? Todo el esfuerzo dirigido hacia un único punto en la maquinaria; un esfuerzo que produce armonía y coordinación.
Un día, vino un amigo a contarme que había encontrado un cable similar tirado en algún punto del desierto. Vi pues la manguerita, con el aceite solidificado en su interior. Me sugirió que intentara cambiarle el cable de mi máquina por este otro, sólo a ver qué pasa. La idea me pareció repulsiva; ¿Cómo iba yo a cambiar ese membrana tan fresca y jóven, por esa maltrecha manguera?. Me dejó con el cable como un obsequio, y luego prosiguió su camino. Yo me quedé, como siempre, contemplando el oscilante andar de mi extraña posesión. Esta idea de cambiar el cable fue algo que siempre me abordó. Pasé mucho tiempo pensando cómo iría a hacerlo, si siempre pasaba activa; además, no quería yo comprometer alguna pieza clave en el sistema. Comprendí que primero debía hacer que disminuya su actividad; hacerla que transite por un terreno donde ella no busque esforzarse tanto. Así que fui experimentando varias cosas; graba, arcilla, lodo, agua, brasa caliente, y no lo conseguí. Entendí que de alguna forma la máquina necesita del Sol para funcionar, así que utilizé un sistema de espejos para aumentar la cantidad de rayos incidentes sobre sus paneles. ¡Qué sagaz de mi parte!, modestia aparte. Al instante detuvo su caminar. Era como si le gustara quedarse ahí, recibir tanto alimento, ya no lo hací por necesidad sino por placer (o al menos eso es lo que me imaginaba). Con su ritmo vertiginosamente disminuido me acerqué con cautela; el fluido todavía seguía siendo bombeado, con el mismo caudal. Una hora de realjamiento visual después procedí a la parte sucia; con ambas manos sujeté el cable, y halé con todas mis fuerzas... No logré nada. Yo no era lo suficientemente corpulento para siquiera causarle una embolia, porque no lograba ni apretarlo. Talvez yo no podía; pero ella sí. Me idee una forma de llevarlo a una trampa. Retiré los espejos y los escondí en una quebrada donde para llegar a ella había que cruzar a través de un estrecho desfiladero, con muchas piedras punzantes que sobresalían en la pared. Al darse cuenta ella que su cómoda casa se había desplazado, intentó meterse en la grieta y avanzar hasta donde se veía la luz. Las piedras raspaban las columnas, pero no era gran cosa. Pude ver el sistema de tracción en su máxima expresión; ahora ante mi vista asomaban taladros, abanicos de metal, e incluso parecía que a veces se hacía agua; todo para intentar llegar al sitio de los espejos; ahí me estaba mostrando lo mejor de sí misma, cosas de las que no me había percatado. Y finalmente, la canallada. Cuando hubo avanzado 100 metros, a escasos 44 de la meta, el cable quedó atorado en un filo de piedra. Trató desesperadamente de avanzar, sin percatarse de lo ocurrido. las rocas se trituraban bajo las columnas, mas no aquella que verdaderamente era su perdición. Logró avanzar unos escasos centímetros, y vi cómo iba a ser desprendida la roca desde sus cimientos; presto a aceptar mi frustración, escucho un estallido. Un chorro de aceite de varios metros de altura cortaba el aire produciendo ensordecedor chirrido. El cable serpenteaba horriblemente una vez que se cortó la comunicación con el eje de tracción. La máquina trató de salir raudamente de la situación trepando por una de las paredes hasta encontrarse a salvo, ya no quería ir al lugar de los espejos. Ya depuesto del peligro de las piedras, me di cuenta que aquello que hizo para su salvación no podía ser algo que venía de la caja negra, sino de algún otro mecanismo presente; una especie de piloto automático mucho más simplón que los movimientos comandados por la caja negra. Pobre mi máquina; empezó a andar sin arte. Ante la roca más pequeña huía y cambiaba su rumbo; ya no podía coordinar los movimentos de sus tubos con la gracia de antes; ahor sólo se manjeba en ese piloto automático. Yo no podía hacer mucho por ella, cada vez que quería acercarme había el peligro de que el cable, en su interminable serpentear, me llegara a lastimar con un fuerte latigazo; y bueno, también confieso que no quería ensuciarme con el aceite que chorreaba a borbotones. Antes, el movimiento del fluido causaba una sensación de placer, todo iba al mismo centro en la máquina. Pero ahora era rociado y desperdiciado en derredor; una enorme mancha grumosa en el suelo delataba su cercana presencia. A pesar de abandonarla de esta forma, siempre seguí sigilosamente su rastro, en las noches acampaba cerca, donde me abordaban pesadillas de culpabilidad. Soñaba que yo residía en la caja negra y tenía la desesperación de no saber qué ocurría con mis órdenes, por qué el sistema se mueve hacia donde yo no le pido ir; en el sueño intenté una vez ahogarme en el aceite para evitar mi desesperación, pero no había caido en cuenta que estaba encerrado en la caja negra y aquello era imposible. Después de semanas de observarla con sigilo pude resolver el patrón de su trayectoria. Con el propósito de arreglar las cosas coloqué los espejos en el camino, a ver si lograba detenerla y así buscar una solución. Qué tonto de mi parte; ella no se inmutó cuando pasó a un lado de los espejos, e incluso los ensució y cubrió con el aceite. Hubo ratos de humor entre tanta desgracia; por ejemplo, una vez el cable se atoró en un orificio en la tierra, y ahí se detuvo un poco ese peligroso vaivén. Bombeaba su aceite haci el suelo, como si se tratara de su propio cuerpo; es más, algunas veces le vi tratando de hacer conexiones disparatadas con muchos estraños objetos, a pesar de que la verdadera conexión se hallaba a escasos centímetros del problema. Pero aún así, mi sentimiento de culpa me vencía. Me di cuenta de que yo fui el problema inicial; y que así como logré que ella misma se metiera en el enredo, era ella quien debía salir. Pero esta vez sentí que yo ya no podía mostrarle cómo hacerlo; pude enseñarle el camino que conducía al desorden, pero eso era cuando ella todavía era cuerda, ahora cualquier cosa que quisier hacer para ella ya no valía la pena. Me alejé, pero siempre con el deseo que talvez logre encontrar un nuevo risco donde las rocas faciliten la tarea de encontrar el encaje del cable; o que falle el piloto automático y le haga caer en un abismo y termine todo ahí, por su propio bien. Yo ahora me encuentro solo, y cómo único recuerdo de aquella asociación tengo un cable oxidado y grumoso en el bolsillo por el que alguna vez empezó su desdicha.

Escrito por: Cetrero

domingo, 8 de junio de 2008

Casualidad


Fluye con suavidad un hilo de agua en medio de las rocas. El sonar propio de ese fluir deleita los espíritus más rudos e imbuye a los oyentes de una paz maravillosa.
Que belleza la de la naturaleza, que hermosa armonía la del universo, que estado de perfección tan austero y caro para nuestros ojos es el amanecer o el ocaso del sol; como los colores de la noche se entremezclan con los primeros rayos blancos para crear ese rosa inspirador de creencias y religiones; como una llama roja que se extingue en el horizonte al oeste marca el principio de la noche.
Nosotros tenemos la dicha de apreciarlos, pero sin nosotros ¿seguirían ahí? Pues sí, no forman parte del entorno para nosotros, responden a fuerzas y mecanismos que a lo largo del tiempo se han instaurado para permitir que una armonía tal se establezca.
Nada de eso responde al principio de un creador, esa posibilidad es inapropiada…Para probar eso solo tenemos que ver alrededor de nuestro planeta: los hermanos solares Júpiter, Saturno, Venus…son igual de hermosos, un conjunto de casualidades los han puesto en su lugar, les han dado sus respectivas apariencias.
La suma de casualidades crea la armonía ideal pues las combinaciones más favorables son las que se mantienen y prevalecen. Existen en algunos lugares del universo los mismos ensayos de prueba y error que debieron a larga crear el mundo que conocemos: son estos ensayos agrupados bajo el nombre de selección natural los que a lo largo de nuestra corta existencia en la tierra nos han moldeado como lo que somos; y somos más grandiosos: los seres vivos dotados de entendimiento se han enfrentado a la casualidad y al azar para ser ellos quienes se gobiernen y gobiernen además su alrededor. Sobre este poder, los seres humanos gozan de una capacidad singular para encarar la casualidad y destronarla.
Así se enfrentan el joven contra el sapiente anciano: la razón que trata desmesuradamente de conocer para comprender y en última instancia reproducir o mejorar lo que le rodea; y la casualidad que con sus “prueba y error” infinitos termina escogiendo el camino más favorable y eficaz.
Pero el enfrentamiento es planeado, es fraguado pues ¿No es el joven desafiante otro producto del mecanismo infinito con el que el anciano crea el resto del universo?
Esto aparte, el joven tiene límites inquebrantables que se imponen como resultado de su propia armonía y de su capacidad; sin embargo es creativo y explota su recurso al máximo para que incluso con abstracciones atacar esa casualidad.
Así la mayoría de creaciones humanas no pueden ser consideradas simplemente como azarosas, responden al por qué de los autores que después de todo son también hombres. ¡Pero qué asombrosas creaciones!, ¡Qué armonía la que puede construir con la razón también el hombre!
Cuando luego de recorrer algunos kilómetros los ríos confluyen en una majestuosa cascada para caer 150 metros y continuar su curso dejando todo a su alrededor lleno de vida; así mismo los violines, los cellos, los vientos se conjugan con el coro de voces y confluyen en un mismo cauce para resonar con estruendo en el auditorio cuando se marca el último respiro de la novena sinfonía de Beethoven.

Escrito por: Vak
Fotografía por Vak: Cacada de San Rafael, Napo-Ecuador

domingo, 1 de junio de 2008

Sobre el gusto

Luego de comprender de somera forma la intención primordial de la apreciación artística he llegado a la conclusión de que existe un método universal inherente a toda la humanidad para apreciar las formas.
Esta conclusión llegó al lugar donde confluyen mis ideas porque sin querer crucé por el proceso del que ahora tengo conciencia parcial. Y llegó tras leer los clásicos más accesibles a todo el mundo, los más leídos y los menos comprendidos: La Iliada y la Odisea.
La forma de apreciar a estos y a cualquier obra artística varía dependiendo de la persona calificadora, pero el conocimiento del contexto de la obra es un requisito primordial para cualquier forma de apreciación respetable. Si bien es cierto, muchos criterios difieren pero no sin ninguna razón aquellos dos clásicos son considerados los poemas épicos más importantes de la historia.
No hay ninguna duda en que el interés propio juega un papel determinante a la hora de querer conocer o no un trabajo; pero lamentablemente nadie nunca se ha dedicado a enseñar a apreciar. El entorno, la sociedad, la familia, nos dan una lección pobre: si te gusta, te gusta; sino, no. Dicha lección se acompaña de su respectiva justificación, fundamentada en la despreocupación generacional por dicha enseñanza y la vagancia intrincada en el diario vivir. Es como que ahora solo se gastara tiempo en cumplir con los deseos más animales, más viscerales; y esto ocurre porque cumplir con estos deseos no implica ningún tipo de esfuerzo. Por ejemplo, uno de los deleites contemporáneos, con una larga trayectoria de existencia, es mirar televisión. Dejando a un lado las producciones merecedoras de aplausos, aproximadamente el 90% de la programación no es más que repeticiones cada vez más vistosas de un mismo tema (novelas). Pero obviamente ¿qué esfuerzo propone el acostarse en la cama a “disfrutar” de la vista?
Son contados los que se dan cuenta de las ventajas de la apreciación profunda, entre muchas otras una satisfacción multiplicada por algo que tuvo un gusto inicial y (personalmente la más importante) la fijación más duradera de determinada forma en la memoria. Al menos en el caso de los poemas épicos antes mencionados una lectura ligera de los mismos no permite al lector ni la comprensión completa de la obra, ni el recuerdo veraz de sus partes apoteósicas que pueden estar en cualquier sitio del inextricable mundo que proponen.
Para estas fechas (veinte años de amargura sin nombre) la mayor parte de personas, por orden de los respectivos programas de literatura para la enseñanza, han leído la Odisea…todavía interrogo esperanzado: ¡Salve padre huésped! ¿Qué numen te ha inspirado a cruzar el vinoso ponto para encontrar la patria tierra? Nunca encuentro respuesta más allá de la sonrisa.
Una obra de arte es como una especie de laberinto tramposo: tiene varios caminos de salida, algunos tan sencillos de atravesar que para el especialista no valen la pena y otros tan nudosos que son un reto, que implican esfuerzo y que salir de ellos provoca tal satisfacción que el recuerdo de las experiencias vividas dentro del mismo les acompañan el resto de los días.
Como ya mencioné, uno de los grandes problemas de mis congéneres radica en el erróneo concepto del gusto, la dicotomía molesta del “si me gusto” y “no me gusto”. Esta apreciación de la estética con carencia absoluta de profundidad se vuelve inocua, inconcebible y, personalmente, desechable.
¿Cómo uno puede dedicarse a leer un libro si la recomendación se limita al “Me gusto mucho” o en su defecto “tiene un buen mensaje”?
El concepto de “el mensaje de la obra” puede quedar relegado a un segundo plano si se busca más bien el “objetivo de la obra”. La diferencia crucial entre ambos es que el mensaje de la obra puede ser tranquilamente dependiente del ánimo imperante del observador de una pintura al momento de mirarla. El objetivo mas bien se centra en el significado real de determinado simbolismo; implica el querer especular en el “¿qué quiso decir?” una pregunta de respuesta imposible sino se acompaña con el “¿quién era?”, “¿por qué lo quiso decir?” y “¿cuándo lo quiso decir?”…
Escrito por: Vak

domingo, 11 de mayo de 2008

Inmortal (II Parte)

Para ver la primera parte, haz click aquí.
Salvador Dalí - Niño geopolítico mira el nacimiento de hombre nuevo

De las ciudades, sólo quedan sus esqueletos; de los humanos, ya ni eso. Pero el inmortal, cuyo cuerpo se nutrirá más allá de que se haya exprimido el último alimento de la Tierra, sigue vagando por el mundo e interactuando con sus criaturas. Llega a una llanura y aquí se instala por unos cuantos milenios. Su presencia es tan influyente que todo a su alrededor trata de adaptarse a él. Ya que ha dejado de percibir la intimidad de los individuos, centra su atención en la población, la pluralidad. Aquellas especies que más lo entretienen obtienen mayor beneficio. Las abejas construyen panales diseñados especialmente para que él pueda beber su miel; no ve a las abejas, todos sus actos son efímeros, al igual que su propia vida. Pero sí puede ver los panales, con la miel rebosante presentada en copas de bellos acabados hechos con cera. Se necesita más de una generación de obreras para llenarla; para el inmortal las copas se llenan mágicamente, de algún espíritu presente en el aire. Aunque se ha dado cuenta que debe dejar intacto el panal si quiere volver a probar bocado de la espesa bebida. De vez en cuando encuentra una copa cuya miel tiene el sabor de las plantas de los bosques que él ha visitado y que traen multitudes de recuerdos a su mente. Éstas son las cráteras preferidas, y también aquellas con las más bellas decoraciones (hubo una en la que encontró grabada en cera un retrato de imagen de la ciudad que lo acompañó tantas décadas, y quien él mismo enterró), y son las mejor cuidadas por él. Así como las abejas, otros organismos evolucionan para proveerle comodidades, a cambio de protección. Sin embargo sus favoritismos son un atento a la diversidad, y tarde o temprano evoluciona un organismo capaz de causarle molestias, y obstaculizar su camino. Él no puede observarlo, y no puede sacarse esa pequeña astilla invisible, y muy humildemente emprende la retirada. A cualquier sitio que vaya no será bien recibido. Incluso lo inerte se atreve a desafiarlo: espirales de nubes tempestuosas emprenden ensordecedora arremetida contra su incólume cuerpo; los volcanes sienten su presencia poco grata y vomitan ríos de lava para turbarlo. Por doquiera que el inmortal viaja infunde vida, pero pronto ésta se muestra rebelde, como lo ocurrido a Prometeo. Siempre esta rebeldía nace por la inconformidad del sometimiento a un único proveedor que determina la forma y circunstancias de su ambiente de acuerdo a su propia mentalidad, cuando las posibilidades existenciales pueden ser mucho mayores que lo que aquello pueda dictaminar. Reflexionando en esto, el inmortal se da cuenta que ha observado tantas maravillas en el mundo, tantas formas, que le es absurdo seguir manteniendo un cuerpo tan limitado, y durante los próximos milenios se dedica a transformarlo a su parecer; a convertirlo en roca, en líquido, a veces en plasma; las posibilidades creativas son infinitas. Primero modifica sus miembros, para desplazarse en formas distintas; con mayor número de extremidades puede saltar valles con mayor prontitud; o si lo desea, puede movilizarse sobre gas y convivir más tiempo con instancias celestiales. Ya ha conocido el manto y núcleo terrestre, deslizándose sobre su roca fundida. Luego no quiere simplemente cambiar los zapatos sobres los que camina y resuelve también transformar el ritmo de latencia de su propia vida. Cambia su corazón y voluntad propia resuelve cuándo debe éste latir más a prisa o incluso de vez en cuando descansar un par de años. Tranforma su sistema digestivo para nutrirse de distintas variedades de objetos que el mundo le pueda ofrecer. Y en un momento determinado resuleve que incluso su forma de pensar impone limitaciones a su movimiento, y también lo transforma. Experimenta en su cerebro, cambia su composición y atiende a la nueva percepción de la realidad. A veces se ensemisma en uno y otro sistema de pensamiento, y luego vuelve a cambiar su naturaleza. Tras milenios de haber hecho esto se da cuenta que no necesita desplazarse más por el mundo y simplemente crea nuevas realidades en su imaginación, que le trae más satisfacción que lo que ocurre fuera. Mientras transcurre su tiempo de esta forma, afuera las cosas han cambiado; ya no hay Tierra, ni Sol. El inmortal flota en el vacío celestial, cual si fuera otra estrella, revolviendo pensamientos en su soledad absoluta. Incluso las emociones han entrado en tela de juicio y logra separarse de ellas. Tan vasta ha sido su vida que no podría decirse que sólo fue una persona; él ha sido todas las personas que existieron en la Tierra, e incluso el mismo mundo. Ahora, cuando el Universo está próximo a colapsar, él mismo se ha convertido en el Universo. Su pensamiento se ha extendido más allá de las barreras lógicas comprensibles. Para el inmortal vida y muerte no son nada más que sinónimos. El inmortal siempre lo fue, desde antes que naciera; ya ni el tiempo guarda un registro único de su existencia, y él ha estado desde que el Universo se originó, y más allá de sus posibilidades.

Si un inmortal existiera en el mundo, su presencia sería imperceptible, ya que no puede ser afectado por lo que hagamos, y pronto desaparecería de nuestras mentes, porque es mejor olvidar algo con lo que no puedes interactuar. Así que es posible que hayan uno o varios inmortales por ahí vagando en el mundo, que sean humanos, y a la vez no lo sean. Si son capaces de sobreponerse al tiempo, entonces serían como viajeros que verían toda dualidad como un par de columnas distantes entre ellas, y cuando se alejan de ellas se juntan en el horizonte; así, ante los ojos de alguien que pueda sobrevivir a la humanidad, bien y mal son lo mismo. Y en última instancia es lo mismo el todo y la nada, el sentido y el sin sentido, vivir y morir. Así que en cierta forma todos somos inmortales, y a la vez no lo somos.

Escrito por: Carlos Antonio Rodríguez (Cetrero)

lunes, 5 de mayo de 2008

Una condición humana

Cuando se mira al cielo en la noche, siempre se ven esas centellas perpetuas que se denominan estrellas. El exceso de luz a nuestro alrededor contamina la pureza del cielo y tan solo nos deja ver las que por su brillo se distinguen en el ágora de las alturas nocturnas; si pudiéramos eliminar dicho exceso lumínico nos daríamos cuenta que en realidad son centenares y que realmente son incontables.
Conforme pasan las horas y aparece desde el oriente pacientemente un nuevo paisaje pareciera que es el turno de que otro conjunto infinito pueble ahora nuestro campo visual. Pero no es otro, no hay más de un infinito…la condición de infinito se acompaña necesariamente de la idea de un absoluto, no puede haber dos o tres infinitos dentro de una misma categoría pues el hecho implicaría que cada infinito fuera limitable cayendo en una paradoja errática. De la misma forma el absoluto no admite intromisiones, en un mismo tema no es posible otro absoluto.
En una visión más macro, dejando los objetos estelares, consideramos que el universo (por así decirlo pues en realidad me refiero a la existencia al unísona de todo) es el verdadero infinito, el verdadero incontable al que todas las cosas pertenecen y que de hecho es inconcebible.
Las ideas de infinitos y absolutos, son ideas que nuestra mente necesita para aceptar sus propias limitaciones; son una de las estrategias más fortuitas que poseemos para tratar de no sentirnos vacíos por tal inmensidad.
Simple sería que ese sentimiento de vacío cediera sino fuera una condición necesaria del hombre, si tuviéramos la certeza de que una larga jornada (45 años de vida por ejemplo) nos aseguraría una prosperidad mental en la que esa idea desaparezca. Pero no sucede, en realidad parece que ese vacío propio de los hombres es lo que ha permitido que se levanten nuestras sociedades y que sobrevivan al paso del tiempo asegurándose un futuro en la existencia. Ese vacío y la incesante necesidad de llenarlo es una razón por la que se vive y en muchos casos es de manejo inconciente pues ¿A quién le gustaría pensar que todas sus acciones son tan determinadas por ese principio y tienen una función tan viciada como la de satisfacer un deseo?; y peor aún, ¿Quién disfrutaría de algo conociendo lo efímero de su condición?
Es tan fascinante pensar que toda la supuesta grandiosidad y racionalidad humana responde a un estímulo tan común, tan sencillo y tan manejado por cualquier aspecto de la realidad similar al de comer o al de beber. Una realidad de muy difícil negación ciertamente pues qué es la naturaleza sino un ambiente de selección que permite que lo más útil se imponga sobre lo inservible; no es como el herrero que con cada golpe forja a su gusto el acero de los soldados, que sabe como moldear y manipular su obra; la naturaleza solo experimenta al azar, trabaja con elementos sencillos que a la larga terminan por ser en extremo complejos…
El vacío es el estímulo, solo basta mirar por una ventana para apreciar el desenlace magnánimo del mismo. Parados en una azotea en la noche podemos mirar ahora la gran ciudad y mirar centenares de luces que se mantienen constantes hasta el amanecer, estamos tan cerca de ellas y somos tan parte de ellas que podemos mirarlas con pureza, sin contaminación, ya que la luz de las estrellas nunca las van a eclipsar.

Escrito por: Daniel Romero
@Vakdaro
Imagen: www.flickr.com

miércoles, 30 de abril de 2008

Una pésima película...

Amigos del blog, es muy grande la indignación que la Fortuna deparó para mí cuando en el cine me senté con el ánimo crítico frente a esta producción.
Del director Freddy Fadel, es una realización cargada de sensacionalismo e irrealidad.

En 90 minutos de rodaje fuerzan de una manera ridícula un argumento sencillo que propone viejas y trilladas conversaciones moralistas, superfluas, frívolas sobre la vida…Ciertamente una producción de ese tipo ya de por sí amenaza con esos problemas, sin embargo lo que más agravio causa al espectador (en mí caso) es el hecho de tratar de imponer un mensaje (sí a la vida, no al aborto) con exageraciones ignorantes en un intento desesperante por “concienciar” a la audiencia.

El aborto es un tema que está metido dentro de la sociedad en discusiones, conversaciones, propagandas, etc. desde hace mucho tiempo; es un tema, al igual que muchos otros, que impera durante varias generaciones; es un tema que hay que mantener…cuanto los tópicos tienen estas características los trabajos que se hacen sobre ellos tienen la finalidad de fortalecer su existencia. Producciones de este tipo son bienvenidas cuando la propuesta es seria, bien elaborada, enfocada en un objetivo claro; no cuando se exagera dramáticamente, se engaña al público sensible, se camufla la comercialidad con moralidad…

Coloco el ejemplo más triste de tal vacuidad: Una mujer de 25 años toma tres pastillas abortivas a los 5 meses de embarazo. Debido a las fuertes contracciones uterinas que sufre al día siguiente, se sienta en su inodoro para que el producto supuestamente aniquilado salga. Luego de sufrir serios dolores y perder mucha sangre se escucha el llanto de un infante; otro personaje toma al niño de 20 semanas, se da el lujo de llevarle a una clínica y luego se sabe que vive…Una posibilidad de este tipo solo puede darse si tras una cesárea de emergencia se ingresa al bebé en una unidad de cuidados intensivos para infantes inmediatamente al estar fuera del útero. A esta edad los pulmones todavía no están funcionando, el niño jamás podría llorar, peor aún respirar, y moriría en menos de 13 segundos a propósito de la película.
Recuerdos de un sobreviviente al aborto, ilusiones de una jovencita fantasiosa, bebés que entienden, ven y hablan; este tipo de escenas (inverosímiles) me permiten calificarla, sin miramientos, como estúpida e incoherente. ¿Es necesario acudir a recursos tan vanos para realizar producciones moralistas? Una típica novela tiene la misma estructura.

Si el cine es considerado como una forma artística de expresión que se alabe como tal y se condenen los intentos fallidos.
Escrito por: Daniel Romero

domingo, 27 de abril de 2008

Frases

Dos frases que han surcado por el inextricable recorrer diario:

"Homo sum; humani nihil a me alienum puto"
Hombre soy; nada humano me es ajeno
Terencio (El enemigo de sí mismo)
"Si vis pacem, para bellum"
Si quieres paz, prepárate para la guerra"
Flavio Vegecio (Eptoma rei militaris)
Escrito por: Daniel Romero

miércoles, 23 de abril de 2008

Inmortal

Rind - Mauritius Escher

Por: Carlos Antonio Rodríguez

Si a una persona se le diese el don de la inmortalidad, al principio no sería distinta a cualquier otra persona. Estaría rodeado de amigos, familiares, compañeros, de una esfera social completa. Luego, con el pasar del tiempo, se daría cuenta que la gente es ahora prescindible en su vida, y van desapareciendo, ya sea porque deban emprender un viaje, ya sea porque fueron olvidados después de una placentera charla acompañada de un estimulante ambiente, la luz, la música, las paradojas de la vida... y simplemente no se pudo volver a verlos. O también porque al igual que esos estimulantes y el ambiente, las personas son pasajeras y tienen un período que culminar en el mundo; pero para nuestro sujeto, incluso el mundo es tan solo una idea pasajera. Entonces sufriría por sentirse abandonado, por la pérdida irreparable de sus amigos cercanos. Para encontrar sosiego y consuelo se alegraría con el alumbramiento de las nuevas generaciones. Jugaría con los niños y sonreiría con los tiernos infantes inocentes de cualquier vicisitud mundana. Ellos crecerán, y aquel podrá reemprender sus proyectos inconclusos, debido a la futilidad de las vidas de quienes antes lo acompañaban. Al amigo que conoció en un pueblo de una bahía pesquera en Inglaterra ahora lo encuentra en un golfo sudamericano, con las mismas ideas y aspiraciones, sólo que con un cuerpo e historia genealógica distintas. Comprendería que son los pensamientos los que sobrepasan al individuo, los primeros saltan de cuerpo en cuerpo, de persona en persona.

Harto de este devenir se da cuenta que ya no refleja el mismo interés por las personas, pues ya ha conocido bastante sobre ellas. Cuando alguien le hace una pregunta acerca de sus viajes, él demora tranquilamente semanas o incluso años en contestarla. La rutina del contacto humano extrapolada a cientos de lustros lo ha convertido en un apático. De hecho, ya no reconoce rostros, tan solo transeuntes, todos moviéndose agitadamente por darle movimiento a los miembros de los leviatanes que construyen. El inmortal estuve presente en el centro de una plaza durante décadas, más de una generación lo vio y pensó que se trataba de un monumento; una suerte de hiperrealismo que refleja el climax de la vanidad humana. Pero en realidad él no es de piedra, todavía se mueve, pero tiene todo el tiempo del mundo, y no le importa si en lo que se demora en levantar un dígito toda una vida ejemplar acontece a su alrededor.

Se siente sólo, y decide interactuar. Fija su mira en un organismo más perenne. Ahora le habla a la ciudad. Desde la nueva perspectiva adquirida se trata de una amiba inteligente, dinámica e interactiva. Él le pregunta, "Oye, ¡¿Cómo estás?!", la ciudad le dice, "Bien gracias, tratando de sobrevirir a esta década". ¿Cómo ocurre esto?, muy fácil; la ciudad no le responde en el instante y no lo hace directamente. Él lanza la pregunta y espera una respuesta; la presume. Observa durante el transcurso de un década cómo la ciudad se mueve y desarrolla y a partir de ello él deduce la respuesta. Una década es para él menos que un segundo, así que bien podría decirse que le habla al ciudad y ella le habla a él (a fin de cuentas, ¿Qué certeza tenemos de que al hablar a otras personas éstas nos responden directamente?). Ella es su única compañía; sin embargo él comprende que su organización se basa en un sistema intranscendente, y algún día deberá morir. Desde su postura simbológica se ha intrometido tanto en el crecimiento de la ciudad que ella le acompaña a dónde el vaya, le obedece y de vez en cuando se resiente cuando siente que ha sido olvidada. Ella es su perrito faldero. Pero llega el día en que sus miembros ya no sienten el rigor del aire y ella ya no escucha el llamado de su amigo. Él le provee de sepultura, y prepara las exequias. ¿Cuánto tiempo se necesita para que un solo hombre entierre una ciudad?, no importa si son siglos, aquel tiene todo el tiempo del mundo. (Continuará....)
Escrito por: Cetrero

sábado, 19 de abril de 2008

Experimento ficticio


Para determinar que una persona está soñando nos basamos en dos parámetros fundamentales: El encefalograma que nos muestra la actividad cerebral y lo que el paciente nos pueda referir al respecto. Partiendo del principio en el cual la actividad cerebral no es más que descargas eléctricas conducidas, podemos afirmar que un cerebro con actividad sin “alguien” a quien referir dicha actividad jamás podrá transmitirnos si de verdad estaba “pensando” en algo.
Si colocamos un cerebro en solución isotónica-isosmótica para mantenerlo en condiciones fisiológicas y le dotamos de energía química (ATP, etc) con un encefalograma podremos observar su actividad…Ahora si ese cerebro es “puro”, en el sentido de no haber sido extraído de ninguna persona y haber alcanzado su desarrollo en un ambiente totalmente estéril sin influencia sensorial del medio externo, dicha actividad cerebral carecería de pensamiento a pesar de la actividad.
De cierta forma lo que el “yo” de cada uno realmente hace es ordenar esa actividad cerebral en una secuencia entendible y manejable. Los recuerdos, razonamientos, ideas, etc son producto de dos cosas: la información que recibimos del medio y el orden que nosotros mismos le inscribimos.
Individualmente el cerebro presenta una actividad en extremo desordenada, lo que hace cada ser es ordenar esta actividad. En conclusión la existencia (de un ser) es una condición de orden sobre un sistema plenamente desordenado (el cerebro).


Escrito por: Vak

jueves, 10 de abril de 2008

La Odisea legada por Clarke

El 18 de marzo del 2008 falleció Arthur Clarke, conocido por numerosas investigaciones acerca de la telecomunicación y por sus libros de ciencia ficción. Clarke fue una enorme inspiración para muchos científicos, legando ideas sobre la WWW (World Wide Web) y acerca de la comunicación satelital. Su cuento "El Centinela" influenció a Kubrick para realizar 2001: Una Odisea en el Espacio. Clarke era uno de esos tipos con visiones de la humanidad en contacto con civilizaciones más avanzadas y mundos paradisíacos; talvez sus ideas eran bastante utópicas, considerando el estado actual del mundo y de la especie humana. De todas formas necesitamos de estos soñadores para superarnos un poco más. En Quinto Pilar fue alguien quierido; bueno, nunca lo conocimos, pero tuvimos horas de alto vuelo espacial en nombre de la tan popular historia que fue llevada a la pantalla grande que en palabras de Kubrick "es la explicación racional de la existencia de Dios". ¡Hasta pronto Arthur!















Arthur Clarke (1917-2008); Foto: decib-Daniel B., www.flickr.com


Más información la puedes encontrar en: http://www.clarkefoundation.org/news/031808.php

Escrito por: Carlos Antonio Rodríguez (Cetrero)

martes, 8 de abril de 2008

Trilogía Qatsi

Es increíble que ya han pasado 25 años desde que se estrenó Koyaanisqatsi, la primera de una trilogía de documentales apocalítpticos (no en el sentido vulgar de destrucción, sino de revelación), y muchas personas han crecido viendo aquellas imágenes, pero en nuestro medio (Ecuador) pocas personas involucradas en la cinematografía realmente conocen de esta obra.
Se trata de una trilogía de documentales (Koyaanisqatsi, Powaqatsi y Naqoyqatsi) dirgidos por Godfrey Reggio con música de Philip Glass (Truman Show, The Hours, Glassworks) en los que durante una hora y media, por cada documental, el expectador observa imágenes acerca de la civilización humana tomadas de una perspectiva tal que pudiera parecer que una ciudad es un organismo vivo donde los humanos tienen la única función de ser el combustible que mueve sus miembros. Qatsi es una palabra Hopi que significa Vida, y los significados de cada una de las películas son: "Vida fuera de balance [que crea otra forma de vida]", "Vida en transformación" y "Vida en conflicto", respectivamente. Como lo expresó Reggio "Estos documentales están hechos para fascinar...el expectador los experimenta y saca sus propias conclusiones", para lograr este efecto no hay narrativa de voz alguna, y todo el sonido de fondo proviene de la música de Glass (es por esto que algunos conciben esta obra como un concierto de Philip Glass ambientado con imágenes de naturaleza, civilización y tecnología, mientras otros lo ven como películas de Godfrey Reggio con música de fondo de Philip Glass). La sensación producida es además algo familiar, porque, como lo dije al inicio, muchas de estas imágenes las hemos visto a lo largo de nuestra vida, pero aquí están juntas. Os recomiendo mucha la apreciación de esta obra, y próximamente esperamos como Quinto Pilar organizar encuentros en que podamos verlas y discutirlas entre todos. Así que si quieres más información escríbenos a quintopilarec@gmail.com

Hasta mientras, échenle una ojeada al trailer de Koyaanisqatsi:



Escrito por: Carlos Antonio Rodríguez (Cetrero)

jueves, 27 de marzo de 2008

BOSQUE

Durante uno de sus viajes, Don Nolivos Bernardo tuvo la oportunidad de conocer un rincón boscoso de nuestra tierra que a simple vista no difería de ningún otro, pues sea donde sea “un bosque es siempre bosque” como me lo refirió un 25 de Noviembre en el ala de neurocirugía del hospital horas antes de que entrara en coma y muriera a las 03:45 de la madrugada del 26, era viernes. Para honrar su muerte (me llegue a entreverar mucho con este paciente) y confirmar sus “visiones” decidí ir a ese lugar.
Luego de dos horas de viaje sureño llegué al sitio. Diferente de muchas otras áreas verdes del país esta tenía una entrada simple sin guardias ni encargados, sin mapas ni información, solo un sendero de piedra erosionado y aviejado por el tiempo cubierto por árboles altos que le daban apariencia de túnel. Entré.
Al rato caminando caí en cuenta de dos situaciones: no había viento, tampoco movimiento. Muy verdes los árboles, tallos gruesos y vivos; colorido con flores nacientes, maduras y muertas al lado del camino, entre las piedras; mojado todo producto de una lluvia anterior; el silencio imperante daba un contraste incómodo e inapropiado para un lugar que teniendo tanto de vivo parecía más muerto que el propio Nolivos…
Mirar al cielo era ver a través de una malla verdosa entretejida con ahínco por quien pacienta en lo eterno. El aire pesado, respirado por tantos, por todos, ahora por mí… -al igual que antaño ahora cansa y hastía- pensé en voz alta.
Luego de unos cuarenta minutos dentro el camino se bifurcaba en dos, un hecho que ya esperaba y tomé la izquierda como me indicó el ya muerto. Quince minutos luego se bifurcó en tres. Tomé la izquierda de nuevo, diez minutos luego se bifurcó en cuatro y así sucedió en cuatro ocasiones más cuando decidí descansar totalmente abrumado por la oscuridad. Hasta aquí se repetía la serie: luego de un periodo de tiempo que se alargaba siempre en más o menos diez-veinte minutos el camino se bifurcaba en el número anterior más uno; y así sería todavía en dos ocasiones más como le pasó al paciente.
Al final del recorrido – me dijo – le invade a uno la sensación extraña de haber llegado a algo y en el siguiente cruce hay una pared de árboles espinosos que cortan el camino, luego al regresar hay un solo sendero hasta la entrada.
Hasta ahora todo era tal como me lo había descrito, faltaban ahora los hechos inocuos de los que amenamente nos reíamos y se cortaban con una frase que recalcaba su seriedad. Saqué la linterna y armando la carpa individual me recosté a dormir.
Soñé que veía a las personas como destellos multicolores y que yo mismo era uno de esos destellos; que al morir simplemente se apagaban y durante su vida no hacían más que trasladarse de un sitio a otro. De dos podían salir varios si es que eran necesarios, y ese “si es que eran necesarios” era una sensación de utilitarismo de eficacia, de fracaso.
Al día siguiente luego de comer un bocado emprendí nuevamente el recorrido, nada había cambiado salvo que había más luz. Seguí durante las dos ocasiones que faltaban y en la novena sentí la euforia propia de la sorpresa, solo un paso faltaba. No encontré una pared de tallos espinosos sino más bien ahora diez posibles senderos, consideré un error de cálculo de mi narrador y seguí al siguiente cruce. Ya no con euforia, ahora con temor e incertidumbre llegué al siguiente cruce y ahora eran once senderos. Agobiado luego de un tiempo me encontré con doce y luego ya no caminando sino corriendo con trece y luego con catorce y con quince y así hasta el veinte cuando caí al suelo inconciente. No sé cuanto tiempo permanecí dormido.
Desperté y los mismos veinte caminos me esperaban, hasta ahora siempre tomé la opción izquierda pero la falacia de veinte senderos me hizo considerar la explicación mentirosa de ese hombre y tomé la derecha, luego el centro, luego la izquierda y luego dos menos del centro y no había ningún resultado nuevo salvo que ahora las opciones eran veinte y cuatro.
Estoy sentado en la bifurcación ciento catorce y ya no como ni bebo nada desde hace dos días.
Cuando llegué a la bifurcación noventa y nueve la esperanza me arrolló al igual que la desesperación y el horror (Inconcientemente las decenas siempre nos traen la esperanza de la conclusión, cuan grande la de llegar a la decena pareada, cuan decepcionante). Corrí hasta aquí desde la cien y perdí el conocimiento de nuevo, capaz (lo descubro ahora) me falla el corazón.
Desperté y he aquí mis últimas remembranzas…Quizás lo único que logre mientras siga caminando es aumentar el número de posibilidades, es increíble como cada vez el espacio se amplía pues no lo dije antes, los caminos son del mismo tamaño (aproximadamente, no los medí) pese a tantas bifurcaciones.
Estoy cansado y desesperado pues solo una idea se me cruza por la cabeza, una sola que no me deja en paz que es sin duda la que más se acerca a la verdad. Y así no lo sea, quien más está presente en este monstruoso bosque para juzgar lo que es. Pensé primero que era un laberinto, pero la simplicidad de su construcción me hizo descartarlo. Luego trabajé sobre las opciones del muerto Don Nolivos: Llegó el funesto (y agraciado por su envidiable destino) a una octava bifurcación y en la siguiente una sensación de “bienestar del concluso” le deparó una pared de espinos y una única vía de salida; me di cuenta que este bosque es para los simples, para los que no buscan una verdad copiosa, pues aparentemente el bosque refleja nuestra propia indagación y si aquel intentó encontrar la felicidad, pues cosa simple en ocho décadas (…) encontrarla. Una idea, un pensamiento no hace más que remitirnos al anterior más uno nuevo y así hasta el infinito para los creativos, para los que esperan en cada cruce un universo, para los que su objetivo es la búsqueda de otros. Así, pronto vagaré infinitamente sin sensaciones que es lo mismo que morir…

…Última nota: encontrándome en la bifurcación 201, una nueva esperanza se hizo añicos, son ya seis días, el estómago dejó de dolerme, alucino, me echo en las piedras cuando me vencen las piernas…Algo nuevo me ronda ahora, quizá este bosque no sea mi mente y sea la de alguien más, quizás ese alguien busque alguna verdad nunca antes conquistada y lo que me motiva a seguir caminando no son sino sus deseos, quizá en su mente lo que yo he vagado son miserables segundos y me extinguiré cuando deje de pensar en esa conquista.

Escrito por: Vak (Daniel Romero)

lunes, 10 de marzo de 2008

Valor REAL del individuo humano

¿Habrás notado cómo resalté la palabra Real?, ¿Verdad? La realidad es aquello que puede percibirse a través de los sentidos, produciendo la formación de un concepto mental. Como individuo humano me refiero a la persona íntegra, con todas sus sensaciones, emociones y conciencia. Vamos a éste último punto. ¿Qué es la conciencia?. Si algo es real entonces sería capaz de discriminar aquellos fenómenos que producen la sensación acerca de algo. ¿Cuáles son estos fenómenos en el caso de la conciencia?
Mi buen amigo Vak ha publicado lo siguiente como comentario, pero quisiera resaltarlo en el blog:

"Del objeto humano

La única manera de conocer a un objeto es a través de nuestros sentidos; discriminamos entre seres inertes y vivientes por como ejercen su voluntad.Dado que para aquello usamos una fuente tan poco fidedigna como la de las sensaciones entonces afirmamos lo ilusorio del entorno, considerando en este último a TODOS los objetos y en este último punto: ¿Qué más objeto que un individuo?...Lo mismo nos da que una estatua se levante y empiece a comer, que un "ser humano" lo haga...solo podemos inferir quien tiene algo más que materia por nuestra propia calidad: "mis semejantes son como yo; yo tengo algo más que materia; entonces ellos también tienen algo más que materia" "

Pues sí, sólo podemos apreciar las apariencias acerca de las otras personas. Esto es, la luz que rebota en sus cuerpos e impacta en nuestras retinas, las ondas de vibraciones que recorren el aire hasta percutir nuestros tímpanos, su aroma, que no son nada más que pequeñas moléculas con determinada geometría espacial para determinadas percepciones; el calor, las caricias, los abrazos, los besos, las bofetadas, actos violentos, entre otros, son percibidas gracias a nuestros receptores tactiles, y es un asunto de temperatura y presión. Es lo mismo que podríamos decir acerca de cómo nos damos cuenta que, por ejemplo, un vaso de cerveza existe. Hay muchas personas que me dirían entonces que el contacto humano produce algo más, como si una parte de la esencia de esa persona se transmitiera hacia nosotros. Pero, ¿No será que esa aparente esencia es algo que reside en nosotros mismos (Es decir, sólo en el observador)? (Continuará)

Escrito por: Carlos Antonio Rodríguez (Cetrero)

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