miércoles, 9 de febrero de 2011

La búsqueda de Dios en la ciencia


Pienso que una de las mejores frases que describen a fondo el motivo por el que se hace ciencia fue pronunciada por Richard Feynman, el mismo Feynman que nos legó sus diagramas para describir los infinitos caminos que una partícula subatómica puede tomar para llegar a su destino. "El placer de descubrir cómo funcionan las cosas", dijo él.

Es así de simple; pueden existir motivos más allá de eso, como encontrar un sentido a la vida o incluso buscar a Dios detrás del diseño de este mundo. Sin embargo, la experiencia nos ha mostrado que éste último no resulta ser un acercamiento adecuado. Constamente descubrimos facetas de la realidad muy extrañas a las que no estamos aconstrumbrados, donde la intuición empieza a perder su validez; nuestros conceptos de lo divino y sobrenatural también llegan a perder sentido cuando logramos comprender analíticamente los mecanismos de esa realidad. Los científicos descubren que el Universo está plagado de situaciones indiferentes al ser humano y a su plano emocional, y que la mejor forma de desentrañarlas es similar a cómo un niño desmantela un carro de juguete para entender cómo funcionan sus componentes (esto no quiere decir que los científicos sean personas carentes de emociones en el plano personal). Es por ello que muchos cosmólogos cuando son confrontados con el problema de Dios responden que simplemente es algo que no les atañe.

En el plano analítico, Dios encuentra su mayor contradicción por la idea de que es un ser infinito. En física, los objetos infinitos son considerados una aberración, y los científicos siempre intentan corregir sus ecuaciones o buscar explicaciones alternativas antes de aceptar que algo así existe en la realidad. Dios no está dentro del campo de lo inteligible. Dios descansa en el plano más afectivo de la persona.Pero nos llega la duda, si no lo podemos conocer, ¿Cómo es que pensamos en él?, ¿Por qué tenemos una idea de lo que es él?

No importa el concepto que se presente a un creyente sobre la realidad, siempre habrá una forma en la que intente conciliarla con la fe. Es por ello que tratan de manejar un modelo dual del Universo, donde la materia se desenvuelve independientemente del espíritu (muy similar al panorama que presentó Descartes para conciliar los descubrimientos en astronomía del siglo XVII con la doctrina espiritual de la Iglesia; una idea que también fue fruto de algunos de los ejercicios mentales más interesantes que ha desarrollado la filosofía). En estos casos, la única prueba invocada para la existencia de esta dimensión "incorruptible" es la fe.

Pero hay una razón detrás de la fe; hay algo que motiva a la gente a tenerla, un patrón general. Ese algo no atañe a la insaciable curiosidad por conocer cómo fue el origen de todo, porque como vimos la gente se las puede arreglar para seguir portando su fe a pesar de que la evidencia muestra que la participación de un ser divino no es necesaria para la evolución del Universo. Lo que realmente importa a la gente es la conexión que el ser humano pueda tener con esa entidad trascendental. En definitiva, la razón detrás de esto es que el ser humano reconoce que tiene límites, que es mortal, y quiere sentirse seguro aferrándose a la idea de un creador que lo acogerá después de esta vida. Ello nos lleva a un cuestionamiento mayor al de la existencia de Dios; la verdadera pregunta que debemos hacernos es, ¿Necesitamos creer en Dios?

Hilar a fondo en el tema desde un punto de vista cosmológico me parece que es una pérdida de tiempo. Pero a pesar de ello, el debate continúa en los mayores círculos intelectuales. En los últimos meses se ha atizado el fuego con la publicación del último libro de Stephen Hawking, en colaboración con Leonard Mlodinow, ¨El Gran Diseño¨. Hawking se ampara en el tema de las fluctuaciones cuánticas y la teoría M para decirnos que este Universo no es nada especial, en la misma forma en que Copérnico y Galileo nos desplazaron de un lugar central en el Universo y Darwin de uno en la naturaleza y el conjunto de lo vivo. Hawking ya expuso el tema de un Universo primiginio sometido a las leyes de la mecánica cuántica en su célebre "Historia del Universo"; la teoría M, sin embargo, es algo nuevo. Es muy controversial que Hawking se haya apoyado en una teoría cuya naturaleza no es bien conocida y que no ha sido comprobada experimentalmente. La teoría M es muy elegante, y por mucho la mejor candidata a teoría del todo en la física; pero supone la existencia de unas entidades denominadas "supercuerdas" que para observarlas directamente se necesitaría un reactor del tamaño de la galaxia. Todavía se está a la espera de obtener pruebas indirectas de su existencia, y en eso el LHC (Gran Colisionador de Hadrones) será de vital importancia. Y como la visión del origen del Universo según Hawking, hay muchas otras, y a la final caen dentro de un plano todavía muy especulativo en ciencia. Incluso existen otras interpretaciones también basadas en teoría de cuerdas acerca de lo que ocurrió antes del Big-Bang. De todas formas, Hawking tiene un punto válido que defender.

La Teoría M describe en términos matemáticos cómo unas entidades denominadas supercuerdas componen toda la materia del Universo y generan su fuerzas fundamentales. Es un modelo bastante elegante de la realidad, y la mejor candidata en física a la teoría del todo. Sin embargo, hay muchas limitaciones tecnológicas que no permiten corroborar experimentalmente la existencia de las supercuerdas.

En los últimos años se ha visto una revitalización del movimiento creacionista en países como Estados Unidos e Inglaterra, quienes no aceptan la idea de una realidad en la que Dios no haya sido partícipe. Son también los proponentes del diseño inteligen, una idea pseudocientífica que la logrado permearse en la educación e investigación en altos círculos (apoyado por gente poderosa que ha llegado a influenciar en la política gubernamental). El diseño inteligente tiene como premisa que hay muchos patrones en la naturaleza que son muy complejos o hermosos para haber surgido espontáneamente, y necesitan de un diseñador. Encuentran vacíos en el conocimiento de la realidad y pretenden suplantarlos reforzando la idea de una intervención especial, hasta considerando innecesaria la inversión en esfuerzos de investigación que pretendan probar lo contrario. Esto ha causado irritación entre muchos científicos que tienen respuestas válidas a preguntas que se plantean los adeptos del diseño inteligente, cómo de dónde surgió el ojo humano o el flagelo de una bacteria, sin la necesidad de recurrir a este diseñador. Además, una pregunta que no han logrado responder los miembros de este movimiento es ¿Quién es el diseñador?; han aludido a que no necesariamente están hablando de un diseñador divino (intentando ocultar su apego al creacionismo), pero en tal caso el diseñador también sería una entidad compleja y por tanto, ¿Quién diseñó al diseñador?. No es que sea imposible que la vida en sus inicios haya "fabricada" por alguna civilización extraterrestre; es sólo que con los datos que contamos actualmente es innecesario invocar esta posibilidad, y el hacerlo sólo provoca que el modelo que se tiene del origen de la vida aumente en complejidad.

En los últimos años ha habido un surgimiento alarmante del movimiento creacionista, influenciando en investigación científica y educación. Una variante del mismo (Diseño inteligente) propone que la vida es muy compleja como para que haya surgido espontáneamente, y que se necesita que alguien la haya diseñado. Hay muchas incógnitas que resolver frente a varios problemas en evolución, pero ciertamente la hipótesis de un diseñador no ayuda en nada; por el contrario, incrementa la complejidad del problema al añadirse la pregunta, ¿Quién diseñó al diseñador?

En su libro "Historia del tiempo", Hawking menciona el principio antrópico, según el cual cualquier modelo que se tenga acerca del origen del Universo debe ser compatible con el origen de la vida, porque de otra forma no sería una explicación sobre un Universo en el que nosotros vivimos. Esto fue malinterpretado por creacionistas, y el principio antrópico se convirtió, erroneamente, en un estandarte de su movimiento. Hawking tenía que ser claro en el asunto; el nunca mencionó en su libro que Dios fue necesario antes del Big-Bang, todo lo contrario, el ya menciona la idea de un Universo que puede surgir espontáneamente gracias a los principios de la mecánica cuántica. Hawking fue más explícito esta vez, talvez para evitar confusiones como la anterior, surgiendo de ello una enorme campaña publicitaria para su libro, con aclamación de ateos y agnósticos en todo el mundo, así como de líderes religiosos.

Pienso que es penoso que como sociedad global no hayamos aprendido todavía a observar el cosmos sin prejuicios; a simplemente maravillarnos por cómo funciona sin necesidad de buscar una respuesta espiritual o afectiva. A aceptar que hay cosas que todavía no conocemos de él, y explicaciones que necesitan ser refinadas; pero no por ello vamos a suplantarlas por una creencia más difícil de ser comprobada. Simplemente hay que aceptar que falta camino por recorrer. Es penoso no reconocer el verdadero plano en el que deben mantenerse estas discusiones sobre religión y Dios. Aprendamos a abrir la mente y ser más críticos sobre las evidencias que se nos presentan antes de aceptar algo como real, ni siquiera a hacer caso a una persona simplemente porque logró tener éxito en el pasado; a ver que nos falta un largo camino por recorrer para entender al Universo, pero que es también necesario saldar cuentas con nosotros mismos y analizar hasta qué punto nuestras creencias o prejuicios nos impedirán avanzar. Si bien alguien puede decir que es capaz de sostener una opinión indistintamente de lo que las evidencias indiquen, en la práctica siempre hay un punto en que si son obsoletas terminan convirtiéndose en un peso del que conviene despojarse. Es por ello que en estos tiempos las creencias de los antiguos griegos o egipcios, por más seductoras que sean, ya no son válidas.

Charles Darwin pasó tanto tiempo obsesionado con la idea de la Selección Natural que empezó a cuestionarse sobre su propia creencia en Dios. Darwin pensó que la religión puede ser considerada como otra forma de adaptación sujeta a las mismas leyes que gobiernan la supervivencia de los seres vivos. Su teoría representó en sí misma un fuerte ataque a la búsqueda de un propósito en la naturaleza; es muy poderosa y fácil de comprender. El filósofo Daniel Dennet la considera como una de las ideas más peligrosas contra la religión, capaz de provocar subversión entre sus seguidores.

Personalmente, pienso que el libro de Hawking y Mlodinow resultó ser muy especulativo. Creo que se justifica más como una reacción ante la distorsión de la información que produce el movimiento creacionista. Sin embargo, hay otros excelentes puntos de vista acerca de una realidad en la que no se necesita a Dios ni para comprenderla, ni para vivir a plenitud como ser humano. Termino esta entrada presentando una de mis favoritas. Se trata de una entrevista a Steven Weinberg, quien ganó el premio nobel por sus importantes contribuciones a la mecánica cuántica. Weinberg es famoso por haber particpado en la formulación de un modelo en el que se presenta a las tres fuerzas no gravitacionales como una sola poco después del Big-Bang; fue un esfuerzo notable en dirección a la unificación en la física. Weinberg es defensor de una búsqueda de conocimiento libre de prejuicios dogmáticos o independiente de cómo queremos que se comporte la realidad; algo esencial en investigación científica. Recomiendo mucho ver esta entrevista, tanto a creyentes como a escépticos. Espero que sea de su agrado.




La entrevista se divide en tres partes, las otras dos las pueden visualizar en Youtube a través de los siguientes links:



Escrito por: Carlos Antonio Rodríguez

PD: Gracias a quienes asistieron a ¿Quién diseñó al diseñador?. Fue una velada muy especial, con un debate productivo. Próximamente publicaremos grabaciones y fotografías del evento. Sigan pendientes de los eventos del Quinto Pilar, que desde ya estamos trabajando en eso!

1 comentario:

Vakdaro dijo...

Qué narración excelsa!!! Es indispensable que tener la mente abierta para poder maravillarse de lo que nos rodea sin invocar "diseñadores"; la naturaleza es más hermosa por ser producto de fluctuaciones que por tener un antecedente de ser maquinada por artífices. De hecho, le resta elegancia pensar que un ser incomprensible se haya dignado cierto día en crearla.
Ayer oímos esta frase: "La primera virtud del hombre fue la duda, y su primera condena la fe" de nuestro queridísimo Sagan!!, debemos conseguir que la gente recuerde esta primera virtud, es la mejor arma pues es la madre del conocimiento!!!