viernes, 15 de abril de 2011

¿Conservador o liberal?, ¿Estamos biológicamente predispuestos?

▲ Los cerebros de liberales y conservadores tienden a ser distintos en el tamaño de dos de sus regiones. En los liberales, izquierda, el gyrus cingulado anterior es más grande, mientras que en conservadores, derecha, la amígdala es más grande. Esto puede tener importantes implicaciones psicológicas. Imagen: Kanai y colaboradores, 2011, Current Biology, 21 (26 abril 2011).


La siguiente noticia me pareció en un inicio un tanto inverosímil, otro intento más de sacar conclusiones hiperbólicas propagandistas en base a escasa evidencia científica. Pero revisándola bien, es coherente y podría tener mucho sentido.

A inicios de este mes, Ryota Kanai, investigador del University College London, y sus colegas publicaron en línea, en la revista Current Biology, un estudio impactante en el que se describieron notables diferencias entre los cerebros de pacientes con afiliaciones políticas conservadoras, y aquellos con afiliaciones liberales. Éstas residen principalmente en dos áreas, el girus cingulado anterior, más grande en liberales, y la amígdala derecha (no la de la garganta, la del cerebro), más grande en conservadores. El estudio se basó en exámenes de MRI estructural, a través del cual se midió el volúmen de materia gris en las áreas mencionadas, en contraste a los fMRI's, que miden la activación de un área determinada ante cierto estímulo.

En estudios psicológicos previos se observó que hay notables diferencias de comportamiento entre liberales y conservadores, sobre todo en situaciones conflictivas (talvez esto no resulte nada sorprendente). Los conservadores tienen a mostrar mayor sensibilidad frente a emociones negativas, mientras que los liberales son más tolerables frente a situaciones de incertidumbre. De acuerdo con Kanai, y colaboradores, los exámenes neurológicos estarían corroborando aquello. La amígdala es una estructura que se activa en situaciones de temor, mientras que el gyrus cingulado anterior está relacionado con la toma de desiciones ante lo incierto y lo conflictivo.

Sin embargo, a pesar de lo sorprendente del hallazgo, no hay una regla exacta que permitiría predecir la adopción política de una persona a través de un simple escaneo a su cerebro, como casi todo en comportamiento y neurología. El estudio mostró que hay un amplio rango de sobrelapamiento entre ambos grupos respecto al tamaño relativo de estas áreas cerebrales, y que cualquier predicción tendría un porcentaje de éxito de sólo 75%. Además, a pesar de que la explicación psicológica que se dio acerca de las implicaciones funcionales de las diferencias entre estas áreas podría sonar muy lógica y probable, hay que recordar que éstas mismas áreas están implicadas en una gran variedad de funciones, y muy apresurado sería el sacar cualquier conclusión a partir de los datos obtenidos en el estudio. Con los datos obtenidos tampoco se puede comprobar si es la esturctura cerebral la que determina el comportamiento, o al revés.

De todas formas, el estudio nos muestra que tendencias comportamentales como la afilicación política pueden tener una base neurológica rastreable. No es nada descabellado después de todo, al final es bien conocido que las reacciones de miembros de cada lado pueden parecer estereotipadas, y muchas veces esas actitudes están profundamente enraizadas en el ámbito emocional de la persona. Las neurociencias nos han demostrado, a través de una multitud de estudios, que es posible rastrear el asentamiento de diversas emociones en el cerebro. Y así mismo, como la experiencia nos lo muestra, aunque exista una tendencia marcada, no se puede asegurar con exactitud cómo es la psicología de una persona sólamente conociendo su afiliación política.

Fuente: ScienceNow, Current Biology

Escrito por: Carlos Antonio Rodríguez

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