jueves, 10 de diciembre de 2015

Periodismo Científico

Escrito por: Daniel Romero-Álvarez / @Vakdaro

Integrantes del Taller de Divulgación Científica en el MIC.
Foto: Daniel Romero-Álvarez
"¿Por qué tiembla la Tierra?", "No soy hijo de mis padres", "El rostro de mis ancestros", etc, tres títulos llamativos, de los productos del taller de divulgación científica que se organizó en el Museo Interactivo de Ciencia esta semana. De los textos mencionados, ninguno logró su objetivo completo: transmitir temas difíciles de manera sencilla, pero se aprendieron varias cosas.

El taller, que la mayor parte del tiempo fue un diálogo, estuvo dirigido por Rodolfo Asar, el líder del siempre recordado Mitos y Verdades, quien con tino y humor trasmitió el entusiasmo y pasión del mundo científico -armas fundamentales de cualquier rama de la educación - además de una serie de consejos directos y concretos para que la transmisión de las ideas académicas sea la mejor, entre ellos: títulos llamativos, la esencia de un primer párrafo que enganche, y nunca (PERO NUNCA) olvidar hacer metáforas para explicar la teoría, por ejemplo, un cerebro trino contenido uno dentro de otro, con una muñeca rusa (Matroska). 

Gracias a la invitación de María Elisa Campos, comunicadora del MIC, nos unimos a las filas de comunicadores sociales de varias ramas del periodismo para también compartir nuestros conocimientos en este ámbito, fue enriquecedor poder compartir la importancia de dominar el tema, ordenar el génesis de la Biblia de acuerdo a la realidad científica y abrir las puertas para futuras colaboraciones.

Al final del taller tuvimos la oportunidad de disfrutar de uno de los capítulos de Mitos y Verdades, innegable hito de la divulgación científica del país. En las últimas escenas, un Rodolfo del pasado nos recordaba que nuestros rastros animales son innegables y en vista a la abrumadora evidencia es fundamental aceptarlo. Luego de los aplausos, un Rodolfo del presente nos recordó que si bien el periodismo científico ecuatoriano continúa en su infancia, es fundamental aceptar esta evidencia y poner manos a la obra para construir la divulgación científica del mañana. 

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